martes, 3 de junio de 2014
Caso Wallace, el asesinato que huele a mentira
Redacción Revolución 3.0 /
El caso de Hugo Alberto Wallace Miranda, hijo de María Isabel Miranda de Wallace, que entre otras cosas sirvió para catapultarla políticamente, podría dar un giro vertiginoso, toda vez que la defensa de los inculpados presentó documentos certificados que muestran la existencia de dos actas de nacimiento pertenecientes al susodicho, al momento de su supuesto secuestro y asesinato.
Las inconsistencias en las actas de nacimiento, radican en que la primera está fechada en 1970 con el nombre de Hugo Alberto Miranda Torres, nacido el 12 de octubre de 1969, mientras que la segunda –la cual fue presentada por su madre el 11 de junio de 2005 al momento de la denuncia— fue expedida el 19 de noviembre de 1975 con el nombre de Hugo Alberto Wallace Miranda.
Además de existir cambio de nombre, los documentos muestran distintos nombres de los padres, abuelos e incluso en lugar de nacimiento, situación que resalta si se considera el tercer lugar que Miranda de Wallace dio durante una entrevista. De igual forma, con ambas actas se solicitó la Clave Única de Registro de Población (CURP), pero una de ellas se solicitó cinco años después de que supuestamente Hugo Alberto había sido asesinado.
Sin embargo, las inconsistencias no paran ahí:
Miranda de Wallace, cuyo verdadero nombre es María Isabel Miranda Torres, armó su versión de los hechos con declaraciones de un transeúnte que nunca fue a declarar y de un niño habitante de edificio donde habría ocurrido el asesinato, el cual nunca pudo ser localizado.
Los habitantes del edificio localizado en la calle Perugio 6, colonia Extremadura Insurgentes, delegación Benito Juárez, en las primeras declaraciones afirmaron no haber escuchado ni visto nada de los hechos que la Miranda de Wallace refiere, en cuanto al asesinato con motosierra.
A solicitud de la otrora candidata al gobierno de Distrito Federal, un día después de que fue reportado el crimen, el 12 de julio, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) acudió al edificio a realizar las averiguaciones pertinentes sin obtener resultados. Asimismo, un día después la extinta Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) llegó a investigar pero las huellas que obtuvieron fueron igual de nulas.
De acuerdo a una averiguación previa de la Procuraduría General de la República (PGR), una tarjeta a nombre de Hugo Alberto fue usada en un restaurante y una tienda departamental el 20 de julio de 2005, es decir, nueve días después de su muerte. No obstante, la dependencia no solicito lo video para determinar quién usó el plástico.
El esposo de María Isabel, José Enrique Wallace Díaz, declaró a las autoridades el 22 de julio de aquel año que no sabía de su hijo y descartó un plagio por el nulo contacto de algún secuestrador. Más tarde el 22 de septiembre, solicitó a las autoridades cerrar la investigación y desde entonces no ha acudido a rendir declaración nuevamente, a pesar de los citatorios.
Del teléfono de Hugo Alberto, mismo que nunca fue cancelado, salió una llamada donde se escuchaba a una persona en aparente estado de ebriedad. Cuatro personas que escucharon el mensaje, entre ellas su ex novia, aseguraron a la PGR que la voz era de él, sin embargo, no se siguió esa línea investigadora.
ADN, prueba fehaciente
La prueba de ADN, aplicada a una gota de sangre hallada en el baño de apartamento en cuestión, el cual nunca fue custodiado a pesar de ser el presunto lugar de los hechos, determinó que pertenecía a una mujer, aunque después a propia PGR se desdijo y achacó el resultado a un error de dedo.
Empero, la defensa de los supuestos asesinos exigió una nueva prueba ya que la pareja Wallace-Miranda tiene una hija, aunque la dependencia arguyó que la sangre ya no existía y dio por hecho el asesinato de Hugo Alberto.
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