jueves, 27 de julio de 2017

Degenera Naucalpan proceso de formación política

• La renovación de los cargos de elección popular, son momentos idóneos para la inversión y en algunos casos, “el empeño de los proyectos democráticos”.
Por Mario Ruiz Hernández
NAUCALPAN Méx., a 27 de julio del 2017.- En los procesos electorales, bien que vale la pena a juzgar, la transformación de los mismos en algo así como, la inversión a un riesgo, entre otras perversidades para alcanzar el poder público. Es cierto que, éstos-procesos de renovación a los distintos cargos de elección popular-técnicamente han cambiado mucho y son quizá ahora más especializados. Sin embargo, en todas y cada una de las etapas, y previamente en las aproximaciones para llegar a la competencia, dinero es el que se requiere para lograr la meta. Buscarle por donde sea, analicemos los escenarios y veamos las lecturas que nos arrojan en esta empresa, y la incubación de numerosas candidaturas. Nadie da nada así porque quiere o es “hermana de la caridad”, y más cuando se trata de políticos y personajes de “poder”. Creo entender, desde luego, “el camaleonismo y/o los chapulines”, entre indistintos cuadros de partido, que han pulverizado los liderazgos, precisamente por esa obsesión enfermiza de poder. En los últimos tiempos, al menos aquí en el “Naucalpan de la Alternancia”, sin desmeritar a municipios mexiquenses de esta región del Valle de México, prevalece la promiscuidad política. No es posible que en estos tiempos, nos permitamos los ciudadanos, ser cómplices de alguna manera, de sujetos que elección tras elección san los mismos de siempre en la contienda. La notable de ello, que en algunos casos, participen con partidos políticos diferentes-pero que tampoco los hace confiables, ni “buenitos”, y sólo basta mirar a quién de tus alrededores- Ejemplos son bastos; tenemos indistintos prototipos desde aquellos empresarios de la industria inmobiliaria, hasta de consorcios del mundo mundial, y militantes corrientes y saltarines”. Aunado, a “figurotas que aspiran a mover y tejer los hilos en los partiditos y los partidotes, a través de la dádiva y decía un amigo, o el empeño del proyecto ganador y resarcir las inversiones, igual, por medio del acuerdo político”, al alcanzar el poder público.

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