Según un artículo publicado en el diario británico The Independent, Mariano Rajoy es un golpista y le compara con el dictador asesino de Franco. A continuación reproducimos el artículo:
Albert Royo-Mariné | The Independent
El gobierno español suspendió el autogobierno de Cataluña, 78 años después de que los fascistas de Franco hicieran lo mismo. El presidente del reino de España, Mariano Rajoy ha decidido que no le gusta el gobierno democráticamente elegido de Cataluña y ha anunciado que reemplazará a sus miembros con sus propios ministros.
También ha decidido evitar que el parlamento catalán elija un nuevo presidente, validar todas las iniciativas legislativas que pueda presentar en el futuro y convocar a elecciones anticipadas en los próximos meses. Según varios altos funcionarios del Partido Popular, los partidos proindependentistas podrían ser prohibidos en el período previo a la votación, o solo después de ella.
Rajoy también ha anunciado que su gabinete tendrá el control total de las finanzas del gobierno catalán (ya lo tiene) y se hará con el control del servicio de radiodifusión público catalán (televisión, radio y agencia de noticias). Así es como planea cambiar la voluntad política de los ciudadanos catalanes: abusando de los principios democráticos más básicos, el estado de derecho y el debido respeto a sus conciudadanos.
Rajoy, el político que inició irresponsablemente una campaña en toda España contra el nuevo acuerdo sobre el gobierno de Cataluña hace 10 años, ahora ha dado un paso que ningún otro político español se atrevió a tomar en una democracia, ni siquiera durante los peores momentos del vascuence conflicto violento
Al suspender el gobierno de Cataluña, el gobierno español, con el increíble apoyo del Partido Socialista, ha destruido uno de los consensos básicos que condujeron a la democracia a finales de los años setenta: la recuperación del autogobierno de Cataluña. Al hacerlo, Rajoy ha organizado un golpe de Estado contra las instituciones de Cataluña y contra la democracia en toda España.
Es más que evidente que se trata de una escalada, sin precedentes, de tensiones y que provocará que cientos de miles de ciudadanos catalanes salgan a las calles para defender el gobierno y las instituciones de Cataluña, como ya sucedió ayer.
Con este paso, Rajoy ha desdeñado el gesto del presidente catalán Carles Puigdemont para suspender los efectos de la declaración de independencia, un gesto que confundió a más de unos ciudadanos de Cataluña que entendieron que el referéndum del 1 de octubre dio un mandato claro para declarar la independencia, especialmente después resistieron estoicamente los golpes de las porras de la policía española mientras hacían cola pacíficamente para expresar democráticamente sus puntos de vista al votar.
Hay muchos gestos que Rajoy podría haber hecho para reducir la crisis y que se olvidó de tomar. Podría haber eliminado a los 10.000 policías paramilitares enviados para detener el referéndum, que todavía están alojados en tres grandes cruceros amarrados en los puertos de Barcelona y Tarragona. Ellos son los responsables de lo que Human Rights Watch concluyó que fue un uso excesivo de la fuerza contra ciudadanos pacíficos que hirió a 893 personas.
O podría haber intentado detener todos los casos judiciales que el gobierno español ha desencadenado contra políticos catalanes y funcionarios electos. Los líderes de las dos principales organizaciones de base independentistas fueron enviados a prisión sin fianza y acusados de sedición el lunes pasado; el presidente del parlamento catalán se enfrenta a tres cargos penales por permitir un debate sobre la autodeterminación; los alcaldes de 800 ciudades catalanas están acusados de haber colaborado en el referéndum del 1 de octubre; 200 sitios web del gobierno catalán y la sociedad civil han sido cerrados; y docenas de jóvenes están acusados de haber replicado los sitios web eliminados.
En lugar de tomar medidas para reducir la escalada, el gobierno español se ha doblado y ha empujado al gobierno catalán a una calle sin salida. Con pocas alternativas para contrarrestar este ataque sin precedentes contra el autogobierno y la democracia de Cataluña, el parlamento catalán celebrará una sesión plenaria la próxima semana, que se convertirá en histórica.
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