martes, 29 de abril de 2014

Robo a joyerías, eslabón de una red criminal dedicada al tráfico de oro

Daniel Blancas Madrigal | No sólo se trata de robos en joyerías establecidas, sino en mercados, talleres y hasta en rutas comerciales. Escudriñar en torno al robo de joyería en el país es abrir una ventana tras la cual se develan mafias, complicidades, abandono regulatorio y un sector joyero al borde de la ruina. La realidad va más allá de los recientes asaltos ocurridos en centros comerciales de la ciudad de México, que joyeros, legisladores e investigadores del tema consideran sólo parte de “una red criminal dedicada al atraco de oro”, un metal cuyo valor aumentó hasta un 600 por ciento en la última década y desbordó el apetito delincuencial. “No es una banda, sino una estructura bien organizada con alcance no en una ciudad ni en un estado…en toda la República”, dice Arturo Flores, presidente de la Asociación de Joyeros y Plateros de Guerrero, una de las entidades más importantes del ramo y, por tanto, más hostigadas por el crimen. “Por supuesto que hay grupillos a los que un día se les ocurre robar joyas, pero lo que hoy vemos es una red coordinada, con presencia nacional”, refiere el diputado Filiberto Guevara -PRI-, quien ya ha presentado en la Cámara baja una iniciativa para revertir el panorama. “Es totalmente crimen organizado -se envalentona-, y si los compañeros diputados no aprueban mi propuesta, es porque alguien en la Cámara está involucrado también”. Nadie: ni las asociaciones de joyeros ni los grupos legislativos o académicos cuentan con un registro sobre el número de robos cometidos al año en contra del sector. Sí se tienen casos documentados en todos los puntos geográficos, con una mayor incidencia en el DF y 13 estados, según la Cámara Nacional de la Industria de la Platería y Joyería (Canaipj): Quintana Roo, Veracruz, Guerrero, Zacatecas, Michoacán, Sinaloa, Jalisco, Oaxaca, Yucatán, Nuevo León, Morelos, San Luis Potosí y Estado de México. En la capital del país, por citar el caso con más cifras oficiales, se han conocido en el último año asaltos a Cristal Joyas en Plaza de las Estrellas -noviembre de 2013, perpetrada por sujetos disfrazados de monstruos-, La Pequeña Suiza en el Centro Comercial Santa Fe -que ha sido saqueada ya en dos ocasiones: diciembre de 2013 y marzo de este año-, Cristal Joyas en Plaza Tepeyac -donde una mujer fue herida, en enero de 2014- y Expressiones de Galerías Coapa -en el que un policía bancario fue asesinado, en enero de este año-, por citar algunos de los más sonados. Sin embargo, el número es mucho mayor: va de 20 a 30 cada año, conforme a las denuncias presentadas en la Procuraduría General de Justicia local. De 2010 a la fecha, suman casi 100 casos, con un botín cercano a los 150 millones de pesos y más de 25 detenidos. ASEDIO. La falta de una estadística nacional se deriva de la diversidad delictiva contra los joyeros, porque no sólo se trata de robos en joyerías establecidas, sino en mercados, talleres y hasta en rutas comerciales. Y tampoco se limita al hurto de joyas, sino de materia prima: de oro y plata en kilos o gramos, además de amenazas, secuestros y extorsiones difíciles de contabilizar. “Han robado dos veces mi taller, y nadie se hace responsable: la primera vez fui a levantar el acta y me acusaron de autorrobo”, cuenta Sergio Willy, un joyero del Centro Histórico -cuyo local se encuentra en el edificio Cantabro de 5 de mayo-, mientras se esmera en abrillantar el rostro metalizado de uno de los integrantes de Kiss, su grupo musical favorito. Kleber Mayer, presidente de la Canaipj, lo describe así: “Los joyeros deben viajar para vender sus productos y se han presentado muchos asaltos en trayectos, por eso los exhortamos a evitar ciertas plazas o a viajar de día. Estamos azorados por el crimen, a tal grado que las reuniones del gremio han desaparecido, los acuerdos son telefónicos; y ni hablar de muestras o exposiciones nacionales, sería como extenderle un cheque a la delincuencia. Hay empresas a las que les han robado más de tres veces: ahí están los Ballesteros en la Zona Rosa… Otros joyeros fueron secuestrados y dejaron sus negocios”. El propio Arturo Flores, líder de los joyeros guerrerenses, es ejemplo: las intimidaciones que ha recibido, desde diversos frentes, han obligado a la CNDH a pedir al gobierno estatal medidas cautelares a su favor; vive escoltado y sostiene que sus teléfonos están intervenidos. Dice que el 75 por ciento de los joyeros víctimas de delitos prefiere no denunciar, “porque no son atendidos y el proceso se vuelve burocrático; en el peor de los casos hay compañeros que alguna vez acudieron a las autoridades y hoy están tres metros bajo tierra”. COMPRA DE ORO, EL ESLABÓN. La Asociación de Joyeros y Plateros de Guerrero ha podido corroborar que al menos en las extorsiones están involucradas casas de empeño, pero sobre todo negocios de compra-venta de metales -uno de los giros más activos en esta historia de transas-, que se han reproducido sin control a nivel nacional y que, a la luz de los datos, son principal destino de los atracos. “Esta red criminal abocada a joyas y oro -afirma Flores Mercado- tiene como principal eslabón estas casas de compra de metales, una especie de misceláneas que se han abierto tanto en los principales centros comerciales de cada ciudad, donde se cuentan por decenas o cientos, que en colonias alejadas o en los alrededores de cantinas o bares. Hoy son mejor negocio que las joyerías. Ahí compran todo lo que llega, pero en especial a gran escala. Y por dinero no sufren, tienen sus contactos que les mandan efectivo”. -¿Son financiadas?, ¿por quién? -Por los jefes de la mafia… Hemos descubierto que muchas de las casas en Guerrero son alimentadas desde Monterrey, y luego la mercancía es enviada al norte, desde donde la pasan a Estados Unidos. -¿Y cómo es que estos negocios participan en extorsiones? -Hay casos en los que extorsionadores amenazan a los joyeros con hacerles daño, o a sus familias. Los obligan a entregar gramos o piezas de alto kilataje en sucursales de compra de metales, los van dirigiendo por teléfono… En estas casas hay gente que les recibe la mercancía, les hace firmar cláusulas imposibles de cumplir y en dos o tres días todo desaparece, así se llevan kilos y kilos. Según el joyero Sergio Willy, del DF, los mafiosos tienen ya sus propios negocios o talleres: ahí llevan la mercancía para ser procesada. Hace algunos años él también abrió un local de compra de oro y comparte su experiencia: “Un día compré unas piezas y resultaron robadas, yo terminé en la cárcel. Era la época en la que el boom comenzaba y sabía que era ilegal. Hoy da miedo como se ha saturado el centro histórico, para algunos debe ser un gran negocio”… Los datos Año 2002 Precio del kilo oro de 14 quilates: 58,140 pesos Precio del kilo de plata: 1,794 pesos 2011 Precio del kilo oro de 14 quilates: 375,375 pesos Precio del kilo de plata: 14,409 pesos 2013 Precio del kilo oro de 14 quilates: 340,180 pesos Precio del kilo de plata: 10,293 pesos Estados con mayor incidencia en delitos contra joyeros: Quintana Roo, Veracruz, Guerrero, Zacatecas, Michoacán, Sinaloa, Jalisco, Oaxaca, Yucatán, Nuevo León, Morelos, San Luis Potosí y Estado de México. *Cámara Nacional de la Industria de la Platería y Joyería. Gama delincuencial: robo a joyerías establecidas, mercados especializados y talleres; asaltos en rutas comerciales. Hurto de materias primas: oro y plata en kilos y gramos. Secuestros, extorsiones, amenazas.

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