sábado, 10 de mayo de 2014

El fútbol, pasión de millones, paraíso de criminales

Carlos Bauer. Durante la última década se han multiplicado los escándalos de partidos de fútbol arreglados en todo el mundo. Algunos de estos incidentes han afectado a un solo encuentro o a un solo país, pero otros involucraron a decenas de países y a clubes de todos los niveles, salpicando incluso partidos de competiciones tan importantes como la Champions League de los clubes europeos o la Premier League inglesa.
No faltaron casos en que los partidos fueron arreglados por los equipos involucrados para lograr un ascenso de división o mantenerse como líderes de un campeonato, pero la inmensa mayoría estuvo relacionada con la relación entre fútbol y dinero: se trató de cientos de encuentros arreglados por representantes de casas de apuestas, quienes “compraron” a jugadores, árbitros e incluso dueños de equipos para obtener millonarias ganancias. El control que han tomado los intereses económicos sobre los aspectos deportivos ha llegado a niveles realmente escandalosos, como cuando la FIFA obligó a los aficionados holandeses a quedar semidesnudos en un partido del Mundial Alemania 2006 porque el uniforme de su selección llevaba publicidad de una cerveza que no era patrocinadora oficial del torneo. Y si esto puede efectuarse de manera completamente legal, no resulta extraño que el crimen organizado también busque obtener las máximas ganancias posibles del deporte más visto en el mundo. Obviamente para las redes criminales que manejan las apuestas ilegales resulta más fácil arreglar partidos en segunda división o en países cuyas ligas locales no son transmitidas en todo el mundo, por el simple hecho de que es mucho más fácil comprar a un jugador con un contrato de miles que de millones de euros anuales. Después de todo, jugadores como Lionel Messi o Mesut Özil difícilmente arriesgarían sus carreras por cantidades de dinero que, para ellos, resultan insignificantes: “nada más” unos 30 mil euros por partido arreglado. Pero para la mayoría de los jugadores –y árbitros– profesionales una cantidad así puede ser muy tentadora. En México hasta ahora no se ha desatado ningún escándalo de este tipo, pese a que parecen darse todas las condiciones para que los partidos se arreglen: empresas o personas que son dueñas de más de un equipo, clubes propiedad de televisoras, dueños de equipos que acaban encarcelados o cediendo su propiedad por problemas con la justicia, control mafioso de la reventa de boletos. A todas estas situaciones atípicas, se suma el que desde el Torneo Apertura 2011 un equipo de la primera división tiene como principal accionista a, precisamente, una casa de apuestas: Club Tijuana Xoloitzcuintles de Caliente. Revolución TresPuntoCero

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