jueves, 21 de septiembre de 2017
Custodia “La Gran Metrópoli” desgarradoras historia de vida, tras sismo del 2017
• Son numerosos los episodios e impactantes las escenas de esperanza de buscar entre la muerte, vida.
Por Mario Ruiz Hernández
VALLE DE MÉXICO., a 21 de septiembre del 2017.- Son en verdad, numerosas las historias de vida que han venido arrojando, los rescates de personas entre los escombros en la CDMX.
En medio de la tragedia, hay después del dolor y sufrimiento, una risa que compartir, el aplauso y la solidaridad de la gente en estos crueles momentos.
México ciertamente está de píe, está en la lucha constante para superar la adversidad y de eso, hay indefinidad de testimonios.
Más allá todavía de la desgracia, las impactantes escenas de esperanza de buscar entre la muerte, vida.
Nada sencillo el desafío, el ir a las profundidades de la fatalidad y socorrer al prójimo de una y de mil maneras, cuando al parecer, todo se agota en lo dramático de la circunstancia.
En numerosos edificios a punto de colapsarse, no podemos evitar lo que viene, cual espesas capas de tierra y humo que no dejan ver más que construcciones ennegrecidas, tristes e inmemorables de lo alguna vez fueron.
Los muros, estructuras metálicas completamente destrozadas, los escombros y esa insistente aroma que circunda en la atmósfera de desdicha, permanece en el alma.
El pasado y el presente, unidos en la misma fecha 32 años después, cuando aún y todavía muchos de aquellos instantes, mantuvieron siempre abiertas las heridas.
La ciudad y los edificios derrumbados, manifiestan esas llagas que no se pueden evitar de la sacudida del 85, y que difícil será cicatrizar la herida, en el aquí y ahora.
Obviamente el antes y el después, la reflexión de suponer el más cruel desastre, el soportar a plomo, los aberrantes caprichos de la naturaleza a placer, sin haber aprendido la lección, a la inversa.
Los días, los segundos, y minutos, la hora que pasa, quizá sea el marco ideal para un suicidio lento, en la aterradora casi, imagen del tiempo detenido.
Lo imprescindible, el heroísmo gusto y gracia, suspendidos como en el aire, las infatigables jornadas, tras mueca demasiado parecida al del dolor a plenitud, albergando el vacío.
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