jueves, 17 de abril de 2014

Tráfico de animales en México; crimen ignorado por el gobierno

Enrique Alvarado. Dos detenciones, en distintos puntos de Baja California norte, por posesión de especies marinas protegidas por la Ley General de Vida Silvestre, alertan nuevamente a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), pues el tráfico ilegal de animales, además de ser un delito contra la biodiversidad, contribuye peligrosamente a la extinción de especies en hábitat natural como la segunda causa, sólo debajo de la misma destrucción del entorno.
En Tijuana, dos personas de origen chino fueron detenidas el pasado fin de semana, producto de un operativo federal, con 4.620 kilogramos de pepino de mar deshidratado y 2.760 de vejiga de totoaba también deshidratada que transportaban en bolsas de plástico y no pudieron comprobar su procedencia legal, por lo que fueron puestos a disposición del Ministerio Público donde acudió un perito ambiental que coadyuvó a la elaboración del dictamen técnico respecto a las especies recuperadas. La gravedad del delito, radica en que el pepino de mar cuenta con la protección de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), por lo que su uso requiere aprobación de dicha dependencia, con el fin de mantener un balance entre los ejemplares sacados del mar y el nivel de recuperación que presentan. En el puerto de San Felipe, municipio de Mexicali, tres sujetos fueron aprehendidos por tener en su poder un ejemplar de totoaba de aproximadamente 82 centímetros de longitud, por lo que también fueron remitidos al Ministerio Público Federal de Mexicali, en la entidad fronteriza. La totoaba macdonaldi es un ejemplar marino que por sus características –llega a medir casi dos metros de longitud y su peso supera los 100 kilos— es objeto del deseo de muchos traficantes en el mercado negro de animales, pero también es sumamente vulnerable pues alcanza su madurez sexual a los seis o siete años y vive hasta los 20, según informes de la Profepa. Un buen negocio A nivel mundial, el tráfico de animales es considerada una actividad sumamente lucrativa, la cual únicamente es superada por la venta de armas y enervantes; en países en pleno desarrollo como México, tales actividades encuentran un campo de crecimiento, a nivel local e internacional. Un texto del diario Reforma publicado en 2012, reproduce las palabras de Adrián Reuter, biólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UANM) y representante de Traffic México, e indica que tan sólo en 2001, se contabilizaron cuatro mil 500 decomisos de marfil, que en total son 125 toneladas. De igual forma, denunció los más de 249 mil millones de euros generados en 2005, por el tráfico de animales internacionalmente. Aunque el caso más preocupante del comercio ilegal de especies, es quizá el de las aves psitaciformes (loros, pericos, guacamayas), de las cuales 19 de 22 especies están afectadas en nuestro país, incluso un informe del organismo encargado de proteger el medio ambiente, recuerda a la ciudadanía que dichos ejemplares cuya distribución natural sea en México, puede ser extraída ilegalmente y utilizada con fines lucrativos Anualmente, entre 65 mil y 78 mil 500 ejemplares de las aves mencionadas son capturadas, de los que hasta el 95 por ciento es encerrada de manera ilícita, de acuerdo con Juan Cantú Guzmán, integrante de la organización protectora Defenders of Wildlife. Otro dato escalofriante, indica que ocho de cada diez pericos, muere en medio de los procesos de captura o transportación, siendo el estrés, asfixia o deshidratación las principales causas. Crímenes difíciles de procesar Respecto a las acciones que la Profepa realiza para combatir la extracción, transporte, acopio y comercialización de animales, Joel González Moreno, funcionario de la dependencia igualmente entrevistado por Reforma, comentó que es necesario que se establezca una colaboración permanente con la Procuraduría General de la República (PGR) y con la Policía Federal (PF), pues ellos poseen limitaciones legales que les impide dirigir investigaciones. No obstante las problemas que acarrean en materia de transporte, comunicación y soporte tecnológico, González Moreno destacó la labor de la Profepa, pues de 2007 a 2011 se aseguraron más de 200 especies terrestres y acuáticas, sumado al decomiso de 20 mil ejemplares, donde 294 sujetos fueron consignados al Ministerio Público. En 2014, 40 operativos ha realizado la Profepa en coordinación con demás dependencias de seguridad, donde se aseguró a 1,081 ejemplares, y se consignó a seis personas, que sumados a los cinco del fin de semana, y el auto de formal prisión ejercido en días recientes contra dos individuos por poseer ilegalmente ejemplares de totoaba macdonaldi, especie marina endémica del Alto Golfo de California, ya son 13 en este inicio de año. De acuerdo al Código Penal Federal, el tráfico ilegal de ejemplares, partes y derivados de flora y fauna silvestres, es un delito castigado con penas que van de uno a nueve años de prisión, 300 a 3 mil días de multa, y penas adicionales de tres años más de prisión y hasta mil días multa.

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