viernes, 25 de septiembre de 2015

Ataque en Egipto: Los mexicanos si tenían permiso

PROCESO Un documento oficial que hasta ahora sólo había circulado en árabe demuestra que el grupo de mexicanos bombardeado por las fuerzas armadas egipcias tenía permiso para visitar la zona donde ocurrió el ataque. Pero, aun cuando le asiste la razón jurídica, el gobierno mexicano no encuentra la manera de hacer valer el derecho internacional ante El Cairo.
“Señor director de la Policía Turística. Señalamos la llegada del grupo turístico de la empresa Windows of Egypt e informamos lo siguiente: “Nombre del grupo: Windows of Egypt. Fecha de llegada: 11/09/2015. Fecha de salida: 25/09/2015. Nombre del chofer: Jassem Al Din Mohammed Ali. Número: 10 (sic). Nacionalidad: Mexicanos. Nombre del guía: Nabil Mohammed Ali. Matriculación del vehículo: 857, Turismo de El Cairo.” El documento arriba traducido –redactado en árabe y en cuya parte superior está anotado en manuscrito la fecha “7/9/15”– incluye una tabla que detalla el itinerario, etapa por etapa, que realizaría el grupo de turistas mexicanos durante su estancia de dos semanas en Egipto. De acuerdo con el trayecto marcado, después de dos días en El Cairo –donde arribaría la madrugada del viernes 11 en el vuelo KLM 553–, el grupo partiría a temprana hora del domingo 13 rumbo a Bawity, una ciudad ubicada en el oasis de Baharyia. Dedicaría el lunes a conocer la región y sus monumentos, como primera etapa de “la ruta de los oasis”, que duraría tres días e incluiría Dakhla, Kharga y Lúxor, adonde llegaría el jueves 17. De ahí, descendería el Nilo y realizaría paradas en los templos y vestigios arqueológicos que se encuentran a la orilla del río. El miércoles 23 volaría de regreso hacia El Cairo y conocería la pirámide de Sakara. Durante el último día en la capital egipcia cada viajero tendría el día libre. Todo el grupo saldría del país en el vuelo KLM 554 a las 3 de la madrugada del viernes. El documento empezó a difundirse en las redes sociales el pasado lunes 14 para evidenciar que las autoridades egipcias conocían el itinerario preciso del grupo –formado por 14 mexicanos y ocho egipcios. El día anterior, mientras se dirigía hacia el oasis de Baharyia en cuatro vehículos todoterreno, el grupo realizó una parada a las dos de la tarde, en pleno desierto. Los paseantes habían establecido un pequeño campamento para almorzar a poco más de un kilómetro de distancia de la carretera cuando un helicóptero Apache de las fuerzas de seguridad egipcias los atacó. Susana Calderón, una de los sobrevivientes de la agresión, entrevistada por El Universal en su cama del hospital de Dar Al-Fouad, dijo que el bombardeo duró cerca de tres horas y los turistas y sus guías sufrieron ataques “como cinco veces”. El saldo: ocho mexicanos y cuatro egipcios muertos, y otros diez heridos –seis mexicanos y cuatro egipcios. “Error” mortal En un comunicado que publicó el domingo 13, el Ministerio del Interior egipcio reconoció que “durante un operativo conjunto entre policía y ejército para perseguir elementos terroristas en el área de Wahat, en el Desierto Occidental, fuerzas dispararon por error sobre cuatro vehículos todoterreno que resultaron ser un convoy de turistas mexicanos que había entrado en una zona restringida. “Doce personas fallecieron y diez mexicanos y egipcios fueron heridos y trasladados al hospital para su tratamiento”, asentaron las autoridades. “Un equipo ha sido conformado para investigar las causas y circunstancias del incidente y las razones por las cuales un convoy turístico entró en una zona restringida.” Horas después, el Ministerio de Turismo publicó otro comunicado, en el que afirmaba que los guías de la agencia Windows of Egypt no contaban con el permiso para estar en la zona. Esto desató el enojo entre organizaciones turísticas, pues las de la región informan a las autoridades sobre todos sus recorridos y suelen cruzar retenes militares. En la propia página de internet de Windows of Egypt aparece la oferta comercial de atravesar el desierto de Al Wahat. El lunes 14, cuando empezaba a circular el permiso policiaco en las redes sociales, personal de la agencia confirmó a medios locales e independientes, entre ellos el portal de noticias Egyptian Chronicles, que contaba con todos los avales requeridos y que un agente de la policía turística acompañaba a la caravana durante su visita. Durante la citada entrevista, Susana Calderón confirmó la presencia policiaca. Lo anterior exhibió la ausencia de coordinación entre las distintas agencias del gobierno y dañó la imagen del ejército, en un periodo de militarización creciente del régimen –dirigido por el mariscal golpista Abdelfattah Al-Sisi–, que en noviembre pasado anunció un incremento del presupuesto militar en 9% anual hasta 2019. Interrogado al respecto por el diario The New York Times el lunes 14, el general Mohamed Samir, vocero de las fuerzas armadas egipcias, deslindó a éstas del ataque aéreo y afirmó que los asuntos relacionados con turistas son competencia del Ministerio del Interior. “Este incidente no tiene nada que ver con el ejército aun cuando el ejército y la policía llevaron a cabo el operativo juntos”, dijo. “Así funciona el sistema en este país y usted no tiene derecho a cuestionarlo”. En una carta abierta que dirigió al pueblo mexicano el martes 15, el canciller egipcio Sameh Shoukry se aferró a la defensa de las fuerzas armadas –“son las más cautas y cuidadosas cuando se trata de preservar la vida de otros”– y denunció que algunas personas explotan el incidente para “alegar que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley egipcia no cuentan con un estricto protocolo de acción y que actuaron de manera indiscriminada”. Tono duro El viernes 18, el gobierno mexicano repatrió a los seis heridos mexicanos y los trasladó al Instituto Nacional de Rehabilitación. Los cuerpos de los mexicanos fallecidos durante el ataque permanecieron en Egipto, y la cancillería aseveró que agilizaba los trámites para que su regreso ocurriera lo más pronto posible. Paralelamente, todavía resta que las autoridades egipcias cumplan con su compromiso de investigar los hechos. Desde el lunes 14, tanto la canciller, Claudia Ruiz Massieu, como el presidente, Enrique Peña Nieto, dijeron que multiplicaron los contactos con las autoridades de Egipto –el presidente Abdelfattah Al-Sisi y el canciller Saleh Shoukry– y plantearon la necesidad de que Egipto realizara una investigación exhaustiva y de fondo. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición El Cairo no ha dado a conocer ningún resultado sobre una supuesta investigación encabezada por el primer ministro, Ibrahim Mehleb. Es más, el miércoles 16 emitió un decreto que prohíbe a los medios egipcios e internacionales presentes en el país publicar cualquier información sobre el incidente que no fuera basada en los comunicados oficiales. Y el jueves 17, en una nueva carta abierta –firmada por Ahmed Abu Zeid, el vocero de la cancillería–, criticó de manera muy violenta a The New York Times, al que acusó de realizar “periodismo falso y engañoso”. En un artículo difundido el día anterior, el periódico estadunidense planteó que el ataque aéreo contra los turistas mexicanos “necesita una rendición de cuentas entera y pública; desafortunadamente, bajo el régimen cerrado y represivo de Al-Sisi, esto resulta poco probable”. Ante la falta de resultados, en apenas una semana la cancillería mexicana convocó tres veces al embajador de Egipto en México para darle notas diplomáticas, exigiendo una investigación con un tono cada vez más reprobatorio. En la tercera nota, entregada en la noche del pasado jueves 17, la cancillería exigió al gobierno egipcio la reparación “integral” de los daños causados a las víctimas y que la investigación proporcione “sin dilación una explicación objetiva que esclarezca los hechos y que deslinde responsabilidad para sancionar a quien corresponda”. Al arribar a México en la mañana del viernes 18, Ruiz Massieu recibió un alud de preguntas de los reporteros que acudieron a recibirla al hangar presidencial. Muchas de ellas se concentraban en las opciones que tenía México para hacer valer el derecho internacional. La funcionaria se contentó con responder de la misma manera a cada cuestionamiento: repitió de manera mecánica las exigencias del gobierno mexicano e informó que el consultor jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores realizará “una valoración de los pasos que seguir”. La exsecretaria de Turismo –que no tiene experiencia diplomática– enfrenta su primer reto como canciller: exigir a un gobierno militar que indague la responsabilidad de su ejército en una grave violación a los derechos humanos. Hasta el viernes 18 no había tenido el menor éxito.

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