jueves, 29 de mayo de 2014
“Dios mío, ¿por dónde empiezo?”
El técnico holandés Thomas Rongen relata su experiencia al frente de Samoa Americana, que perdió 31-0 contra Australia y cuenta con el primer jugador transgénero reconocido por la FIFA
GORKA PÉREZ Bilbao.
Thomas Rongen, seleccionador de Samoa Americana. / FIDEL RASO
Perdieron 31-0. Es la derrota más humillante que ningún equipo haya sufrido jamás. Un récord para el ganador, una Australia despiadada y voraz, beneficiada por el escaso nivel de las selecciones que componían por entonces la Confederación de Fútbol de Oceanía, y una losa eterna para el perdedor, la débil Samoa Americana, en ese momento en el puesto 207 del ranking FIFA. Eran los últimos, los peores. Ocurrió en 2001, durante la fase de clasificación para el Mundial de Japón y Corea del año siguiente. Hasta la fecha es el marcador más abultado entre dos selecciones en un encuentro oficial.
¿Cómo sigue un equipo adelante cuando encaja una treintena de goles?¿Quién querría entrenar al peor equipo del mundo? "Cuando llegué dije: '¡Dios mío! ¡Por dónde empiezo!". Thomas Rongen tiene 57 años, es holandés, habla con un acento americano auténtico y es el seleccionador de Samoa Americana desde 2011. "Cuando me llamaron sabía que eran los peores, pero era un reto único", confiesa con una enorme sonrisa mientras una lluvia fina golpea la ventana de la recepción del hotel en el que se alojará hasta mañana en Bilbao. Esta tarde se proyecta el documental Next goal wins (El próximo que marque gana) dentro del festival de cine documental y fútbol Thinking Football que organiza la Fundación del Athletic y que retrata su trabajo en la Polinesia.
Me metí en su cultura, estuve en sus casas. Tenia que ganármelos"
Rongen fue jugador del Ajax entre 1975 y 1979, pero nunca llegó a debutar en el primer equipo. Por eso se mudó a California y fichó por Los Ángeles Aztecs. Allí coincidió con Johan Cruyff cuando el holandés salió del Barcelona peleado con la directiva. Con las maletas permanentemente hechas. "Somos holandeses, nos gusta viajar", dice. Pasó por otros siete equipos de la Major League Soccer, y después de retirarse como jugador en 1993, se formó como entrenador también en Estados Unidos. Hasta que el destino le llevó al centro del océano Pacífico. Allí consiguió lo que nadie había logrado en los últimos 17 años, que la peor selección del mundo ganase un partido. "Fue el mayor logró de mi carrera. Para el país, algo increíble", recuerda. Samoa Americana derrotó a Tonga 2-1 durante la clasificación para el Mundial de 2014, semanas después de que este holandés de pelo canoso y voz profunda se hiciera con el equipo.
Cambió su dieta, hasta ese momento el McDonalds de la isla era el lugar en el que se alimentaba la mayoría del país, programó dos sesiones de entrenamientos al día, introdujo una metodología de trabajo basada en la disciplina, preparó sesiones de meditación y trató de lavarles la memoria. "Si hacían algo mal, les ponía a hacer flexiones. Tenían que ver que perder no era algo divertido", dice. "Y eso que las órdenes venían de un papalagi". Así es como se refieren al hombre blanco en la isla, de no más de 55.000 habitantes. "Me metí en su cultura, estuve en sus casas. Tenia que ganármelos".
Si hay dos héroes en el equipo para Rongen son Nicky Salapu y Johnny Saelu. El primero es el portero que encajó los 31 goles ante Australia y que desapareció tres partidos después. Se aisló en las profundidades de la isla. Avergonzado. Thomas lo rescató y lo puso como ejemplo ante el equipo. "Teníamos que ayudarle, liberarle de sus fantasmas", relata. "Cuando ganamos, volvió a casa orgulloso. Podía decirle a su hijo que ahora era un ganador. Que ya podía morir como un hombre feliz. Es algo que para un entrenador no tiene precio".
El portero que encajó 31 goles se aisló en las profundidades de la isla, avergonzado. Thomas lo rescató y lo puso como ejemplo ante el equipo
El otro es el primer transgénero reconocido por la FIFA que forma parte de un equipo de fútbol masculino. "Es un ejemplo de lo que es este sitio. Muestra la aceptación de la isla, nadie le juzga por su sexualidad, o por razones religiosas. Es algo que no vemos en nuestra cultura europea por desgracia". Johnny nació hombre, pero se siente mujer. Compite con hombres porque la FIFA le impide hacerlo con las mujeres y dentro del equipo es uno más. Fuera, es ella. Y nadie le juzga por ello. Es una Fa'afafine, término que se refiere al tercer sexo en la cultura samoamericana, y como se denomina a los hombres criados como mujeres. "Se ha convertido en alguien muy importante dentro y fuera del campo. Ella es un ejemplo".
¿Hasta cuándo se quedará en la isla? "Por lo menos hasta la fase de clasificación del siguiente Mundial en 2018. Aunque me encantaría estar mucho más tiempo", concluye. El presidente del país les bautizó como héroes cuando ganaron por primera vez. ¿Qué hará si se plantan en Rusia? Sería el primer Mundial en el que participa el peor equipo del mundo. "Tienen mucho potencial. ¿Por qué no?". Lo dice un papalagi al que ahora idolatran.
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