El por qué de una soledad
Salvador Ferrer i Paradeda.
Hay veces que las noticias machaconas influyen en la opinión general y otras veces el desconocimiento las amplía. Sirva esto para hacer mención a una pequeña nota escueta aparecida el día de hoy referente a Cuba. El Ministerio de asuntos exteriores de la isla solicita la exclusión de la lista de patrocinadores del terrorismo que elabora –por supuesto- el gobierno de E.E.U.U.
Vayamos por partes, cuando en los años 50’s la revolución cubana logró derrocar a Bautista –fiel servidor de intereses “gringos”- sentó las bases adecuadas para levantarse en contra de todo aquello que olía a podrido. Luego, los sucesos fueron cambiando la historia y llegaron a ser una verdadera pesadilla, claro está, querían anexarse a la paradisíaca isla y hacer de ella lo que ya era, el burdel de los ricos gringos.
A continuación llegó el embargo y la prohibición de que nada entrara a la isla… los gobiernos serviles a favor del Gran Tío Sam, acataron dichos embargos y aislaron por completo a Cuba.
Años y años de soledad, apoyados únicamente por Rusia –por intereses y ubicación- hicieron de sus habitantes una especie humana luchadora, gente que supo salvaguardar sus pocos intereses y que se superaron ante el infortunio.
Después siguió la declaración de terroristas a todo aquel que no estuviera a favor de los intereses de “gringolandia”, que como siempre, aplica la ley de…estás conmigo o contra mí, como se ha visto en las diferentes invasiones llevadas a cabo por todo el mundo, creyéndose juez y parte de todo lo que ocurriera y ocurra (al final tendremos que besarles los pies).
Dicho todo esto, me pregunto quién es el culpable de “fabricar” terroristas; el pueblo abandonado y oprimido o quienes no le tendimos la mano y en su momento decir; “señores gringos, váyanse al carajo y dejen al pueblo decidir qué ser y dónde ir”. Abandonamos a su suerte a Cuba y con ello les obligamos a ser lo que fueron y lo que son, un pueblo inteligente que lucha todavía por encontrar el camino hacia la libertad.
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