Los bombones de la fábrica Rochen, que pertenece el recientemente elegido presidente de Ucrania, Piotr Poroshenko, tiene un sabor amargo para los residentes de Donetsk, que los pisotearon durante una protesta.
Durante una manifestación que se llevó a cabo el 1 de junio, el Día Internacional de la Infancia, numerosos padres salieron a protestar con sus hijos contra el operativo de Kiev en Donetsk, que se ha cobrado la vida de civiles y menores.
Cuando trajeron a la plaza bombones para los niños, algunos manifestantes se dieron cuenta que eran de la fábrica Rochen y empezaron a pisotear los dulces, mientras gritaban "¡Poroshenko, fascista!", "Es una provocación" o "No a los dulces ensangrentados".
Otros vecinos no veían nada malo en la acción de repartir caramelos a los niños. "Fumamos cigarrillos alemanes durante la Segunda guerra Mundial. ¿Cuál es la diferencia?", opinó un vecino citado por 'The Washington Post'.
La gente que participaba en la manifestación mostraba pancartas en las que podían leerse lemas como "Salven a los niños de Donbass", "No al Ejército ucraniano". Los locales consideran el operativo de los militares ucranianos y de la Guardia Nacional como "un genocidio de su propio pueblo por el principio territorial".
Según el fiscal general interino, en los enfrentamientos en el este del país, han muertos 181 personas, incluyendo 59 militares. Los heridos ascienden a 293, según el funcionario.
rt.
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