miércoles, 4 de junio de 2014

La opinión de...Salvador Ferrer i Paradeda (¿Crítica o desconocimiento?)

¿Crítica o desconocimiento? Salvador Ferrer i Paradeda.
Sorprende que el papa Francisco lance severas críticas contra los matrimonios que prefieren tener una mascota en vez de hijos, sorprende porque la iglesia siempre ha estado en contra del matrimonio entre sus “trabajadores” y más cuando dice que son “estériles por elección” y gozarán de “la amargura de la soledad en la vejez”. Evidentemente desconoce la problemática económica, social y a la vez complicada, “ellos” –los sacerdotes- no tienen la sabiduría de poder tener un matrimonio –o por lo menos no deberían, aunque en algunos casos se exceden- entonces me pregunto ¿cuál es la base para tales declaraciones?, a lo mejor será que el “conocimiento descarado” en casos que ahora se están dando a conocer respecto a las inclinaciones de algunos de sus servidores, son el verdadero problema y preocupación, porque si no hay hijos no habrá… eso, ya sabemos el tema, eso sí, no lo culpo y le respeto, pero esos casos a los que me refiero se han dado en elevado número entre “aquellos que visten sotana”. Como dice, será más cómodo tener un perrito, dos gatos y repartir el amor entre ellos. La amargura de la mala soledad es posiblemente mejor que la amargura de no poder mantener a unos hijos y saberse traicionados por quienes deberían dar ejemplo. Económicamente es más viable –no son cardenales que puedan ampliar pisos de lujo y realizar viajes de ensueño- no tienen la riqueza de un Vaticano lleno de tesoros incalculables –y el predicamento a la pobreza compartida- no saben de relaciones entre pareja por prohibición, no tienen ni idea de lo que es el amor a un hijo, tampoco sé de nadie de ellos que tenga perro o gato en la casa, así que la crítica no puede ser constructiva si no va acompañada de un conocimiento práctico, el resto es palabra mojada, por mucho que el papa Francisco goce de simpatías y buen hacer, que como he dicho antes, no dudo, ya que no todos están cortados por el mismo rasero.

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