jueves, 22 de mayo de 2014
Lluvia de renuncias: diagnóstico de un Edomex fallido
Carlos Portillo
El bombardeo de violencia en el Estado de México lleva ya varios meses haciéndose notar, por lo que se ha puesto en evidencia el fracaso de la gubernatura a cargo del priista Eruviel Ávila, a pesar de sus declaraciones en las que afirmaba, desde marzo del presente año, que la entidad simplemente pasaba por “un fenómeno aislado y temporal”, dando a entender que la razón era un supuesto ‘efecto cucaracha’ proveniente de Michoacán.
No obstante, el crimen ha seguido repuntando y adueñándose del territorio mexiquense, mientras surge un nuevo síntoma de la ingobernabilidad ‘eruvielista’. Efrén Rojas Dávila, Miguel Ángel Contreras Nieto y Elizabeth Vilchis han renunciado a sus cargos (Secretario General de Gobierno, Procurador General de Justicia y Secretaria de Desarrollo Social, respectivamente).
De esta manera, pareciera que hasta su propio gabinete ha decidido darle la espalda y dejarlo solo ante un caos que desde hace tiempo está fuera de sus manos.
Ante este panorama, han asomado discernimientos acerca del porvenir de Ávila, sugiriendo que Enrique Peña Nieto podría convertirlo en el próximo Fausto Vallejo –actual gobernador de Michoacán–; es decir, buscar destituirlo o imponer a alguien en un puesto similar al de Alfredo Castillo –llamado por estos motivos, ‘el virrey’–, quien se volviera Comisionado Federal para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, quedando por encima de la autoridad de Vallejo.
En abril del presente año, el presidente del Consejo Nacional del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, expuso que Peña Nieto quería “quitar” a Eruviel para “imponer al subsecretario de la Secretaría de Gobernación, Luis Enrique Miranda Nava, en el gobierno mexiquense”.
De forma similar, y por las mismas fechas, el periodista Luis Pantoja, mediante una columna publicada en Quadratín, refirió que la Presidencia de la República había pedido la renuncia de Ávila, y que éste se había negado, mientras su mandato se sostenía de “pinzas” al no saber “consolidar, y aún menos, ponderar en cuanto a la dimensión de la responsabilidad” de su cargo.
Pantoja aseguró que fuertes negociaciones políticas se llevaron a cabo, involucrando a representantes de los gobiernos estatales en la Ciudad de México y de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), con tal de salvar el puesto de Eruviel, y evitar así, el retorno de los “dedazos” presidenciales que practicaran los antecesores de Peña, como Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.
Sin embargo, dicha distancia entre el mandatario mexiquense y Peña Nieto, no radica precisamente en una preocupación por la ciudadanía, pues se trata de una brecha interna entre los diferentes grupos priistas, en la cual prepondera, por obvias razones, el llamado Grupo Atlacomulco que ahora encabeza Peña.
En tanto, el diagnóstico del Estado de México continúa ubicándolo en una inminente crisis con respecto a la violencia que lo aflige, al registrar un aumento de homicidios dolosos de 21.11 por ciento, en referencia al primer cuatrimestre del año pasado; y ubicarse como uno de los cinco estados con más secuestros en el país.
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