jueves, 22 de mayo de 2014

Michoacán: el mismo infierno con diferente dueño

Héctor Tenorio / Revolución 3.0 / El gobierno federal primero utilizó y luego desechó los liderazgos de Hipólito Mora Chávez y José Manuel Mireles Valverde; ellos debilitaron a “Los Caballeros Templarios” sin imaginar que al conseguir su objetivo propiciarían la aparición de un nuevo cártel, el de La Tercera Hermandad, “Los H3”, liderados por Miguel Ángel Gallegos Godoy, “El Michelanas”, ex líder templario, quien tenía la responsabilidad de las exportaciones de las drogas sintéticas. Uno de sus operadores es Luis Antonio Torres González, “El Americano”, quien es miembro destacado de la policía de la Fuerza Rural, conformada apenas el pasado 10 de mayo.
Para entender tal contrasentido, resulta necesario remontarse a fínales del año pasado, cuando los templarios entraron en conflicto, Gallegos Godoy, jefe de la plaza de la Huacana, quiso extender sus dominios hasta Nueva Italia, que era controlada por Enrique Plancarte Solís quien no se lo permitió, al final ambos pactaron que nadie entraría a sus respectivos terruños. La tregua se fracturó al momento que un sobrino del “Michelanas” ingresó a la zona enemiga y fue secuestrado, y para lograr su liberación secuestraron a Melissa Plancarte, hija del capo de Nueva Italia. Se dio un intercambio de prisioneros y la paz reinó de nuevo hasta que otro sobrino de Gallegos Godoy repitió la hazaña y perdió la vida a manos de la gente de Plancarte Solís. La reacción fue inmediata, Gallego Godoy hizo un pacto con las autoridades federales, al cual se unieron las autodefensas de Mora Chávez y Mireles Valverde. Como consecuencia las cosas cambiaron en Tierra Caliente, Plancarte Solís perdió Nueva Italia y luego la vida, y Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, (el cual dicen que pronto caerá), cedió de forma obligada los espacios que mantenía bajo su jurisdicción junto con “El Michelanas”: Nuevo Urecho, Churumuco, y Tumbiscatío, entre otros. Ni que decir de Nazario Moreno González, “El Chayo”, que fue acribillado por tres de sus escoltas centro americanos, aunque antes, él asesino a dos. El motivo no quiso dejarlo descansar después de huir dos días seguidos de sus perseguidores. Ante el crecimiento de Gallego Godoy, el líder de las autodefensas Mora Chávez quiso poner orden y supuestamente ordenó – aunque nunca se comprobó- la muerte de Rafael Sánchez Moreno, “El Pollo”, y su trabajador José Luis Torres Castañeda, conocido como “Nino Torres”, quienes fueron encontrados calcinados dentro de su camioneta el pasado 8 de marzo. Los dos eran colaboradores de Torres González, que reaccionó de inmediato e irrumpió en la población de Felipe Carrillo, municipio de la Ruana, con decenas de autodefensas exigiendo a los leales al mando de Mora Chávez le entregaran a los asesinos de su gente. La temperatura subió y resultó necesaria la intervención de la Policía Federal (PF). Mora Chávez acusó a Torres González y sus seguidores de trabajar para el crimen organizado. El comisionado federal para la seguridad de Michoacán, Alfredo Castillo, se hizo de la vista gorda y pactó con el “El Americano” y así Mora Chávez duro más de dos meses en el penal de Mil Cumbres. Al recuperar la libertad Mora Chávez volvió a la Ruana. Ahí se encontró que elementos de la nueva policía “Fuerza rural” amenazan a sus seguidores y los quieren expulsar de la comunidad. Una de las víctimas es la familia Bonilla, donde uno de sus integrantes es señalado por los seguidores de Torres González de ser el autor material de los asesinatos de Rafael Sánchez Moreno, “El Pollo” y José Luis Torres Castañeda, alias el “Nino Torres”. Otro que no la pasa bien es Mireles Valverde, pues está siendo investigado por su presunta responsabilidad en el asesinato de cinco personas en un tiroteo en Chuquiapan, municipio de Lázaro Cárdenas. La averiguación deriva de un testimonio de un presunto sobreviviente del ataque. En realidad el gobierno federal busca desmovilizar a actores incómodos para los planes gubernamentales, que lejos de restaurar el estado de derecho, provocan más encono. Una muestra clara de lo anterior es la división en dos bloques de las ex autodefensas; uno encabezado por Mireles Valverde y el otro por Estanislao Beltrán, “Papá Pitufo”, quienes intercambiaron descalificaciones. El primero, buscó el respaldo de Javier Sicilia, que hizo un llamado a iniciar un movimiento de autodefensas a escala nacional, con el fin de combatir la inseguridad en el país. Queda demostrada la inviabilidad del desarme llevado a cabo por las autoridades federales, cuya premura se debe a que el ejército tiene que movilizarse a rescatar Tamaulipas. Existe el temor de que los nuevos policías pronto se convertirán en bandas criminales y la violencia regresara a la Tierra Caliente. Bajo esta perspectiva, Mireles Valverde y Mora Chávez quieren unirse a la Policía Rural y así frenar las actividades del crimen organizado o morir en el intento.

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