lunes, 9 de junio de 2014
La Policía de Brasil ya tiene a 'su equipo armado': Cuál será su táctica en el Mundial
© AFP Andre Borges
Las autoridades de Brasil disponen de unos 170.000 efectivos de las fuerzas de seguridad para desplegarlos en el Mundial de Fútbol a fin de disuadir a los 'hooligans' tanto nacionales como extranjeros. Mientras, siguen vigilando las protestas.
Las masivas protestas nacionales contra este torneo deportivo, así como la violencia que se ha desatado en ciertos sectores del país, pusieron en alerta a las autoridades brasileñas. No obstante, también tienen bajo la lupa a los hinchas violentos que pueden causar conflictos durante el torneo que será inaugurado el próximo 12 de junio.
Las barras bravas
Una de las amenazas más preocupantes son los hinchas de las llamadas 'barras bravas', como las argentinas o inglesas, que suelen originar fuertes enfrentamientos en sus países durante y después de los partidos.
A fin de prever todas estas acciones, el país ha dispuesto de 170.000 efectivos en total, entre los cuales se encuentran unos 10.000 agentes de una fuerza de élite que se ha estado preparando para prevenir la violencia en el torneo. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ya ha ordenado al Ejército reforzar a la Policía para custodiar los hoteles y campos de entrenamiento de las 32 selecciones participantes. Además, unos 1.800 guardias de seguridad privados han sido divididos en grupos y asignados a cada uno de los 12 estadios de la Copa Mundial.
El operativo de seguridad comienza en las fronteras de Brasil, desde donde se ha mantenido intercambio de información con Argentina, Inglaterra y otros países sobre los 'hooligans' más violentos. El objetivo es negarles el acceso a los estadios para evitar conflictos. Estas precauciones tienen precedentes: aficionados de las barras bravas argentinos estuvieron involucrados en incidentes violentos en las Copas del Mundo de México 1986, Francia 1998 y Sudáfrica 2010.
Brasil se queda sin su 'vuvuzela'
© RT/REUTERS
Vuvuzela, usada en Sudáfrica 2010 (izq.), y la caxirola, prohibida en Brasil 2014 (der.)
Se han instalado cámaras, máquinas de rayos X y detectores de metal para no permitir que ingresen a los estadios objetos potencialmente peligrosos. Así, por ejemplo, Brasil ha prohibido la 'caxirola', un instrumento musical que el mismo Gobierno había promovido como respuesta brasileña a la 'vuvuzela', la trompeta que creó un gran revuelo ruidoso en el Mundial de Sudáfrica 2010. Esta medida se debe a que el año pasado algunos aficionados locales lanzaron 'caxirolas' al terreno de juego durante algunos partidos de prueba, por lo que las autoridades la calificaron de objeto peligroso.
Protestas y violencia
En la Copa Confederaciones del año pasado, un torneo que sirve de ensayo para la Copa del Mundo, los problemas en los estadios fueron menores. Pero las protestas masivas que se levantaron más tarde en las calles se tornaron violentas y tomaron por sorpresa al Gobierno. La Policía tuvo que dispersar a más de un millón de personas que protestaban contra la excesiva inversión de miles de millones de dólares para el Mundial y los Juegos Olímpicos de Río 2016. En general, en el país existe un malestar generalizado por el estado de las infraestructuras y de los servicios públicos. No en vano, en los últimos días los manifestantes han vuelto a salir a las calles.
Lo cierto es que el torneo está a punto de dar el pitido inicial y las sedes mundialistas esperan recibir a unos 600.000 turistas extranjeros y otros tres millones de locales. Así, las autoridades brasileñas deberán tener en cuenta cada detalle para evitar que los delincuentes se aprovechen de los turistas, calmar las protestas en caso de volverse violentas y controlar a los hinchas que expresan sus sentimientos con la bandera de su país en una mano y una piedra en la otra.
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