jueves, 15 de junio de 2017
Pumas le dijo adiós a Darío Verón, catorce años no son fáciles de olvidar
Toda la frialdad que demostró dentro del campo, la seriedad con la que enfrentaba los partidos y el porte de hombre duro e imbatible, se cayeron cuando vio el video con el que Pumas le agradeció su trayectoria.
Darío Verón tenía el lugar de honor dentro de la sala de conferencias del estadio Olímpico Universitario, el cual estaba acompañado de Francisco Palencia, Rodrigo Ares de Parga y Sergio Egea, pero él era el protagonista.
La mesa estaba custodiada por los siete trofeos que tiene el conjunto universitario, pero para ver las imágenes que se proyectaron en una de las paredes, prefirió sentarse en el suelo, junto al proyector blanco que se colocó encima de una mesa.
El video comenzó con su primer partido con la camiseta felina, recordó sus campeonatos, jugadas en las que fue clave, para que su plantel mantuviera el cero en contra y también con las que se puso adelante en el marcador gracias a él. Su carácter es frío, pero no pudo evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas al verlas.
Escenas después de los encuentros, de los títulos que ganó al vencer a Monarcas, a Pachuca, a Tigres. Escenas que además de verse en la sala pasaron por su mente; imágenes que lo remontaron a esos momentos de su vida, que marcaron su carrera y vida personal; que no volverá a vivir porque ayer le dijo adiós a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Por eso se le quebró la voz cuando emitió su mensaje de despedida. “La verdad es que es un día muy difícil para mí, ya voy a empezar a llorar”, dijo con la voz entrecortada… Pero así como en el campo, se sobrepuso y continúo.
Cuando se prendieron las luces, ingresaron sus ahora ex compañeros, los veteranos y los jóvenes, ésos a los que dejaron grandes enseñanzas y de los que también aprendió. Todos portaban una playera blanca con la imagen del paraguayo en el centro. Entonaron el último Goya a lado de su eterno capitán, se tomaron fotos, y lo abrazaron mientras de fondo se escuchaba Color a Esperanza, de Diego Torres, y recibió una playera firmada por su familia, su esposa Diana y sus hijos Sebastián, Montse y Meli.
Y es que a partir de ayer, quedaron atrás los partidos en Ciudad Universitaria a mediodía, los Clásicos frente al América, los himnos entonados antes de cada duelo como local, los entrenamientos en Cancha 2, los privilegiados que consiguieron un autógrafo cuando salía de algún entrenamiento.
Hasta su última salida fue memorable, pues fuera del inmueble lo esperaban decenas de aficionados para despedirlo. Siempre rogaron que se parara cuando salía de los entrenamientos y esta vez tuvieron suerte. El “Pelón”, como le dice de cariño el presidente del Patronato, Rodrigo Ares de Parga, se bajó del auto y agradeció por la fidelidad de los seguidores.
“Les quiero agradecer de corazón por el apoyo que siempre me dieron fuera y dentro de la cancha. Eso para mí fue una motivación extra así que nunca me olvidaré de la afición de Pumas, nunca me olvidaré del conjunto, hasta la muerte voy a ser Puma”, dijo.
Ahora regresará a la tierra que lo vio nacer. El paraguayo seguirá jugando fútbol, pero definitivamente cuando piense en colgar los botines tendrá su partido de despedida con Pumas, un club con el que marcó páginas gloriosas y que guardará en su corazón el resto de la vida.
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