• Es un guajolote, especie que desde hace más de 4 mil 500
años fue domesticada por las sociedades precolombinas.
• Son diversos los guisos que fueron creados a partir de
esta ave, siendo frecuentes en aquellos banquetes de élite y las distintas
fiestas religiosas, relataron cronistas españoles del siglo XVI.
Toluca, Estado de México, diciembre de 2022. Uno de los
propósitos de la Secretaría de Cultura y Turismo es preservar el patrimonio
material e inmaterial que ha construido la identidad mexiquense, desde tiempos
inmemoriales.
Así, en los museos que administra las y los visitantes
pueden conocer parte de este patrimonio, ejemplo de ello es el Museo de
Antropología e Historia, uno de los espacios que resguarda acervo que cuenta la
historia del estado y la nación.
Es a través del programa pieza del mes, que se van dando a
conocer cada una de las obras que lo conforman y, en esta ocasión, invita al
público a conocer un peculiar testigo de nuestra historia, ya que la pieza de
diciembre es un guajolote.
Acompaña a este animal, que se muestra bajo la técnica de
taxidermia, un contenedor de piedra con la figura de este animal, procedente
del sitio arqueológico de Calixtlahuaca, en Toluca.
Se busca dar reconocimiento a esta especie que, desde hace
más de 4 mil 500 años, fue domesticada por las sociedades precolombinas, siendo
un recurso importante para el consumo tanto alimentario como para artefactos
creados a partir de su estructura ósea.
Este animal, al igual que el perro, obtuvo un papel
simbólico en la cultura mesoamericana, desde ciertas historias que relatan cómo
el guajolote simboliza el agua frente al fuego, por lo que, muchas de sus
representaciones aluden a su sacrificio para dar continuidad a la vida.
El guajolote fue domesticado por primera vez por los aztecas,
pero, con la llegada de los españoles, se dio a conocer más esta ave, puesto
que lo llevaron a Europa, considerándolo como comida para ricos y aristócratas.
Durante el siglo XVI, cronistas españoles relatan la
variedad de guisos que fueron creados a partir de esta ave, que se consideraban
exquisitos y se cocinaba envuelto, en horno de tierra, asado o cocinado en
olla.
Por ello, para resaltar la historia del guajolote con la humanidad, la Secretaría de Cultura invita a conocer esta pieza que forma parte del acervo del Museo de Antropología e Historia, ubicado dentro del Centro Cultural Mexiquense, en Jesús Reyes Heroles #302, Delegación San Buenaventura, Toluca, Estado de México.
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