Reflexión y apoteosis
Salvador Ferrer i Paradeda.
Llegó Semana Santa y con ella la reflexión, no por inmoral o por creyente, simplemente porque van a ser días de quietud, reposo, algo de meditación y la apoteosis final… reencontrarse con el trabajo después de unos días inolvidables.
Ese será el tema, la cuestión y el embarazo mental que nos vemos sometidos año con año después de “desengancharse” de la rutina diaria. Lo llamaremos apoteosis, aunque sinceramente no deja de ser una patada en el trasero y un pensamiento hacia la torpeza, hay que darle al tiempo más tiempo y a la esperanza… una nube gris cargada de agua bendita para que nos reconforte en el pecado de pensamiento –algunos de hecho- aunque me dicen son los menos porque el baremo está cada día más bajo y lo que ayer era pecado “gordo” hoy se ha convertido en venial.
En fin, que reflexión y apoteosis van de la mano con tal de no presentarnos delante del confesionario para dar a conocer los pecados que la mente convierte en actos punibles y fuera de la ley… dicho sea de paso, una ley que cada uno interpretamos de muy diferente manera.
Hablando de otras cosas ¿están preparados para el lío mental referente al sexo en días de meditación transcendental?
Hay que ser serios, estos días todo está prohibido y hasta las cucarachas se imponen abstinencia en este tema, no sea que las redes sociales al ver tanta fotografía en paños menores –también llamados trajes de baño o trapos indecentes- nos lleve a Sodoma y Gomorra. Gozaremos de visiones impúdicas, lascivas, pecaminosas… y la vecina a la cual nunca miramos porque nos parece algo “intranscendente” será desde ahora un objetivo prioritario y daremos unos tras otro el típico me gusta, aunque realmente enrojeceremos de pasión.
Esa es la verdadera “fe” semanasantera… playas, poses, personajes y deseos incontrolables, reflexión y apoteosis se dan de la mano y nos trasladarán al infinito.
¡¡¡Viva Factbook y la recreación de la vista!!!
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