viernes, 6 de junio de 2014
Los maestros mexicanos aprenden las trampas de sus alumnos
EL PAÍS¿Quién no ha escuchado de muchachos gamberros castigados por robar un examen? En esta historia, sin embargo, no son los pupilos los que han cometido la falta sino los maestros. La Secretaría de Educación Pública (SEP) de México deberá rediseñar una prueba destinada a docentes de educación primaria después de darse cuenta de que varios exámenes habían sido robados.
La anécdota sería graciosa si no fuera porque es la más reciente muestra de la resistencia del magisterio a la reforma del sector educativo que el Gobierno de Enrique Peña Nieto trata de llevar a cabo. Los maestros mejor evaluados en la prueba podrían aspirar a mejores salarios, como señala el nuevo Programa de Carrera Magisterial.
El robo del paquete de exámenes ocurrió en Chilapa, una ciudad de Guerrero, un estado que cuenta con una de las secciones magisteriales que más ha antagonizado con el Gobierno federal. No solo hubo problemas ahí. La SEP encontró 79 “incidentes” en el resto del país que iban desde “acordeones (chuletas), uso de libros o cuadernos durante el examen” y otras acciones prohibidas durante la prueba.
Los exámenes robados fueron vendidos entre los 5.000 y los 15.000 pesos (388 a 1.166 dólares), según publicó el diario Excélsior. “Varios maestros se juntan para comprarlo en grupo. Es algo que ha pasado siempre afectando a quienes sí lo hacemos con nuestro méritos”, dijo una profesora del Distrito Federal al periódico. El secretario (ministro) de Educación, Emilio Chuayffet, decidió cancelar la prueba para proteger “el derecho de los alumnos a tener maestros honestos y bien capacitados y por el derecho a la igualdad y equidad de los docentes a ingresar por sus méritos y no a través de trampas”.
El nuevo examen, que definirá a los más capacitados para pararse frente a los grupos de cuarto, quinto y sexto grado, será aplicado a 100.338 maestros antes del 15 de julio. La SEP ha dicho que contará con “mayores medidas de seguridad” y no tendrá ninguna de las preguntas de la prueba cancelada.
La Reforma Educativa de Peña Nieto fue el primer gran proyecto aprobado en su ambiciosa agenda de reformas ideada en el seno del Pacto por México, un acuerdo entre el Gobierno y la oposición para impulsar grandes leyes. El objetivo era que el Estado recuperara la rectoría de la educación en México, cuyos lineamientos eran dictados por el poderoso sindicato magisterial comandado por Elba Esther Gordillo, que está en prisión desde febrero de 2013 acusada de enriquecerse con las cuotas sindicales de los maestros.
La implementación de la reforma no ha sido sencilla a casi dos años de su aprobación en el Congreso. En 18 meses el Gobierno ha encontrado resistencia de varias secciones sindicales contrarias a Gordillo y más cercanas a la izquierda, agrupadas en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Durante 2013 y 2014 se han registrado manifestaciones, bloqueos y plantones. El Estado ha tenido que emprender acciones de inconstitucionalidad en contra de seis entidades (Baja California, Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Sonora y Zacatecas) por entorpecer la armonización de sus leyes con las aprobadas en la Reforma Educativa.
Además de inaugurar nuevos procesos destinados a elevar la calidad de los maestros, la reforma vuelve a centralizar la nómina magisterial, quitando a los estados importantes recursos destinados a la educación que los gobernadores y las secciones sindicales usaban a su antojo.
La reforma se ha topado con diversos obstáculos políticos. Aún le queda pendiente lidiar con el problema de fondo, la educación en México, un país que ocupa la posición 53 en la lista del informe PISA con 413 puntos en matemáticas (la media es de 494), 415 para ciencias y 424 de lectura. Las cosas han mejorado en la última década, pero no a la velocidad suficiente. “De mantenerse las tasas de mejora actuales, a México le llevará más de 25 años alcanzar los niveles medios de la OCDE y más de 65 para obtener los de lectura”, señala el reporte PISA 2012.
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