Dicha tradición textil transciende nuevamente fronteras, al intervenir en la confección del cinturón del Consejo Mundial de Boxeo (WBC, por sus siglas en inglés), que es uno de los tesoros más codiciados por los pugilistas a nivel internacional, pues es el trofeo que acredita a un campeón como el máximo exponente de cada división en todo el mundo.
Este 2020, la Secretaría de Cultura y Deporte anuncia que el cinturón en disputa es, en primera instancia, una pieza mazahua-otomí, resultado de las manos creativas de las hermanas Angélica y Lilia Reyes Martínez, originarias de la comunidad de San Felipe Santiago, en Villa de Allende, quienes bordaron cada una un extremo del cinturón, lo que implicó más de 400 horas de trabajo, y que se presenta oficialmente este 5 de mayo.
En un proyecto conjunto entre el WBC y el Gobierno del Estado de México, considerado una verdadera obra de arte que el mundo entero debe conocer, ya que fusiona símbolos que dotan de identidad a esta tierra, elementos del arte popular y del pensamiento antiguo.
El bordado mazahua se distingue de entre otros, ya que fino, conocido como de “lomillo” o “dos agujas”, se elabora en manta, pepenado e hilvanado; en este cinturón los colores dan cuenta de valores trascendentales en la historia de las y los mexiquenses como son la familia, la diversidad, la fertilidad de los valles, la libertad, la igualdad, el cuidado y la salud, así como la firmeza en nuestras decisiones.
El centro del cinturón está formado por un espejo de obsidiana proveniente de Teotihuacán, a manera de espejo humeante, que porta entre sus atributos a Tezcatlipoca, emblema de su vocación guerrera, fortaleza para la batalla y símbolo del poder nocturno.
Este espejo está adornado por los símbolos indígenas de los astros como el sol, las estrellas, la luna y las constelaciones.
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