• Convierten el Teatro Bicentenario en fabulosa cantina.
Aún y cuando las resistencias de funcionarios de Naucalpan en el sentido de portarse bien en el ejercicio público y no lo hacen, salta numerosos comportamientos que tienen que ver entre otros, fundamentalmente con la ética. No es natural, que en esta-bueno-en ninguna etapa del gobierno municipal, se tenga que lidiar con “jóvenes borrachos”, ahora bien, adscritos a la compañía Teatral del Instituto Municipal de la Cultura y las Artes (IMCA), quienes fueron sorprendidos el pasado sábado 15 de agosto, ingiriendo bebidas alcohólicas en el justamente Teatro Bicentenario. El problemas es que, además de ser detenidos por la policía local y llevarlos con el juez cívico u oficina de retención, sobresalían jóvenes menores de edad, igual en el “desmadre y en la plena pachanga”. Se sabe, que de los 11 muchachos detenidos, cuyas edades oscilan entre los 15, 16 a 26 años, escandalizaron en las instalaciones, con el propio director de la compañía, Hanssel Javier Salas Molina, y por obvias razones y respeto a los familiares, omitimos sus nombres. En el asunto, no es la primera ocasión que ocurren de este tipo de lamentables situaciones en ciertos grupos culturales, y que han habilitado las instalaciones municipales para la fiesta. Ante lo acontecido, es claro que la directora de cultura, Dolores Oliver Rodríguez, tenga que rendir un informe de los hechos, al menos a la alcaldesa, Claudia Oyoque Ortíz, sino es que al cabildo- a no ser que la señora ni enterada se encuentre- Aunado, al diálogo con padres de familia a propósito de mínimo, pedir disculpas, toda vez que se supone, la gente manda a sus hijos para fomentar valores culturales, humanos y artísticos, entre otros, y lo que encuentran es un atroz espacio de promoción al vicio y desorientación juvenil.
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