miércoles, 7 de octubre de 2015
Podrían haber descubierto la tumba de la Mona Lisa
LA CRÓNICA Uno de los más intrincados misterios de la historia del arte parece haber quedado resuelto con el descubrimiento en el ex convento de Santa Orsola de Florencia de la tumba de Lisa Gherardini, mejor conocida como Mona Lisa o la Gioconda.
Restos óseos encontrados en una cripta de la que fue una de las dos iglesias al interior del ex convento pertenecen con “muy alta probabilidad” a la modelo que Leonardo Da Vinci inmortalizó en su lienzo más representativo, dijo Silvano Vinceti.
Presidente del Comité nacional para la Valorización de los Bienes Históricos, Culturales y Ambientales, que reúne a historiadores del arte, geólogos y arqueólogos que trabajan en la identificación de los restos de la Gioconda, Vinceti se dijo convencido de que la búsqueda, iniciada en 2011, ha llegado a su fin.
“Puedo afirmar con la cautela y la prudencia típicas de la ciencia que es muy alto el porcentaje de que hayan sido descubiertos los restos mortales de la Mona Lisa (Doña Lisa)”, declaró.
Se trata de escasos fragmentos óseos ya sometidos a la prueba del carbono 14, que confirmó su compatibilidad con el periodo en el que murió Gherardini, es decir, el 15 de julio de 1542, a la edad de 63 años.
“Desgraciadamente disponemos de pocos restos mortales y sin el cráneo, pero las conclusiones a las que hemos llegado son un gran resultado”, añadió el experto.
Explicó que por ahora los restos permanecerán en la Universidad de Bolonia para ser sometidos a varios análisis, entre ellos el del ADN, que demostraría definitivamente la identidad de la Gioconda, pero cuya realización se ha complicado debido a la escasez de los fragmentos óseos encontrados.
La idea es compararlos con otros restos localizados en la iglesia de la Santísima Anunciación de Florencia que pertenecen a los dos hijos que la Mona Lisa tuvo con su marido, el comerciante Francesco del Giocondo, miembro de una importante familia de la época.
Vinceti subrayó que la premisa fundamental que justificó la búsqueda fue la certeza de que la modelo de Da Vinci fue Gherardini y que el certificado de muerte de la dama florentina, encontrado en la parroquia de San Lorenzo de la misma ciudad, estableció que falleció el 15 de julio de 1542 y fue sepultada en el Convento de Santa Orsola.
Los documentos consultados por los expertos establecieron que la iglesia con la cripta con los restos de la Mona Lisa era utilizada en la época de su deceso para enterrar a damas de la nobleza que financiaban el convento, tenían parientes entre las religiosas franciscanas y vivían en él, como la propia Gheradini, que en 1538, al enviudar, se encerró ahí.
El otro aspecto fundamental, es decir, la certeza de que fue Gherardini la modelo de la sonrisa enigmática que posó para Da Vinci en su célebre cuadro (expuesto en el Museo del Louvre de París), se basa en varios descubrimientos realizados en los últimos años.
Uno de ellos es un texto encontrado en 2009 en una biblioteca de Heidelberg, Alemania, firmado por Agostino Vespucci, amigo de Da Vinci y secretario de Nicolás Maquiavelo, quien escribió: “Tal como Apeles (pintor de la Grecia antigua), Leonardo pintó la Batalla de Anghiari y a Lisa del Giocondo”.
Tras el descubrimiento del documento, Carlo Pedretti, el más grande experto de Leonardo, que durante años sostuvo que la modelo de La Gioconda había sido Pacífica Brandani (amante de Giuliano de Médici, Duque de Nemours), reconoció haberse equivocado y avaló la tesis de Vespucci.
Otro testimonio es el del pintor y arquitecto Giorgio Vasari (1511-1574), quien escribió en 1550 que Leonardo pintó el retrato de la Mona Lisa entre 1503 y 1506 por encargo del marido de la dama, aparentemente en ocasión del nacimiento de su segundo hijo o de la inauguración de su nueva casa.
Vasari residió en Florencia y conoció personalmente a la familia Gherardini, por lo que su testimonio es considerado creíble.
Vinceti anunció que en los próximos días dará a conocer una prueba más que certificaría que Lisa Gheradini fue la primera modelo de Leonardo para el famoso cuadro.
Y es que para algunos retoques posteriores el maestro usó como modelo a su alumno predilecto, Gian Giacomo Caprotti, mejor conocido com el “Salai”, pues su rostro andrógino se prestaba para ello.
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