jueves, 17 de noviembre de 2016
Expertos de la UNAM descubrieron otra pirámide al interior de la de Kukulkán, en Chichén Itzá
En el estado mexicano de Yucatán, un grupo de expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) descubrió una segunda subestructura - pirámide más pequeña- al interior de la Pirámide de Kukulkán, en Chichén Itzá, equipo que entre sus integrantes está el geofísico René Chávez Segura, quien explicó que el descubrimiento se hizo a través de una “tomografía eléctrica tridimensional, (nueva técnica única en el mundo y que no daña el patrimonio)".
Chávez Segura, investigador del Instituto de Geofísica (IGf), dijo que el resultado de la investigación que duró más de dos años se da en un buen momento, sobre todo por las “situaciones tan problemáticas que vive el país y el mundo, noticias de esta naturaleza pueden hacer sonreír”.
Indicó que el apoyo económico fue gracias a un Proyecto Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT ) de la UNAM que se encuentra en una segunda fase, que en 2014, su primera etapa, encontraron evidencias de una oquedad: “Después vimos que era un cenote debajo de la pirámide de El Castillo, como también se le conoce a la edificación de Chichen Itzá. Lo interesante de esto es que utilizamos arreglos novedosos, desarrollados en el seno de este equipo de trabajo”.
El miembro del IGf explicó que el equipo de trabajo se rigió por los mismos objetivos de 2014, que consistían en “verificar la existencia del ‘cenote’ bajo El Castillo. Diseñar los arreglos de Tomografía de Resistividad Eléctrica Tridimensional (TRE-3D) para iluminar el interior de El Castillo”.
Otra de las finalidades que tenían era determinar la existencia de otras subestructuras, por lo que el geofísico indicó que “el problema era ver cómo era dentro de una estructura, porque estaba resuelto el problema de cómo ver hacia el subsuelo”.
René Chávez comentó que una subestructura fue descubierta en 1935, en esta ocasión es la tercera subestructura. En este caso, el hallazgo fue hecho a partir de una “interpretación integrada para la cual se tomaron en cuenta las tomografías eléctricas tridimensionales”.
Hizo énfasis en que dicha edificación existe desde el punto de vista geofísico, existe, pero que los arqueólogos deben confirmarla, y que se ubica “hacia el sureste, en dirección del cenote, lo cual podría confirmar que los mayas sí sabían de la existencia de dicha oquedad”.
También explicó que la construcción “no es muy diferente de las otras porque el material dominante en esta parte de Yucatán, son rocas calizas. La segunda subestructura sólo tiene una escalinata hacia el norte, y se piensa que en este hallazgo también sólo tenga una sola escalinata”.
Para el investigador hay dos motivos fundamentales por los cuales el descubrimiento tiene relevancia: “Por la metodología que se utilizó y por el interés arqueológico, porque eso nos va a dar mayor información de cómo los mayas evolucionaron en ese lugar”.
Además, el investigador hizo un llamado, pues indicó que aunque hubo miembros del Instituto Nacional de Antropología (INAH), no existe un esquema que involucre a diferentes instancias: “No hay un programa nacional en el cual la geofísica trabaje conjuntamente con el INAH para estudios de zonas arqueológicas, sólo son llamados”.
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