Este lunes, un hombre asesinó a una profesora, en una escuela primaria en la ciudad californiana y después se suicidó. Según las autoridades, dos estudiantes fueron trasladados a un hospital por heridas de bala y se encuentran en estado crítico.
"No creemos que los niños fueron el blanco. El sospechoso acudió al aula a visitar. La mujer adulta estaba en el aula", dijo el jefe de policía, Ron Maass, a la prensa.
El suceso llega al año y medio de que una pareja de simpatizantes yihadistas mataran a 14 personas en un centro social de San Bernardino, al este de Los Ángeles.
De los pocos detalles que han anunciado, el tiroteo tuvo lugar dentro de un aula de la escuela Northpark, el atacante utilizó una pistola, pero aún se desconoce la edad e identidad de las víctimas y los heridos.
La violencia armada, hace de EE.UU, una anomalía en el mundo desarrollado. Cada día, 89 personas mueren por disparos de armas de fuego, según un promedio de la Campaña Brady.
Con 321 millones de habitantes, se calcula que hay al menos unas 270 millones de armas de uso privado, un derecho amparado por la Constitución. Es la proporción más alta del mundo: nueve armas por cada diez ciudadanos.
Tras cada tiroteo masivo, crecen las voces que piden restringir la venta de armas, pero todos los intentos de reforma en los últimos años han fracasado por el temor de que pudieran limitarse libertades y por la presión de la industria armamentística.
El último debate profundo, llegó tras la matanza en 2012 de 20 niños y 6 adultos en una escuela de Connecticut por parte de un joven. El entonces presidente Barack Obama propuso extender el control de antecedentes, prohibir los rifles de asalto y limitar el número de balas. No logró los votos suficientes en el Congreso.
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