Informó que la última semana de febrero llevó en su unidad a tres personas asiáticas, dos adultos y un menor, que usaba cubrebocas; del Metro Ciudad Azteca a Plaza Las Américas, pero días después comenzó a sentirse mal.
Ignorando que ya era portadora y sin malestar siguió trabajando, haciendo muchos viajes dentro del municipio, a Tecámac, al Valle de Teotihuacán, así como a la Ciudad de México, estando en contacto con decenas de usuarios.
Fue hasta el 12 de marzo que presentó los primeros síntomas y acudió al Hospital General Ecatepec Las Américas del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), en Ecatepec, presuntamente por sus síntomas le diagnosticaron influenza tipo J11.
De este modo, fue regresada a su casa; le pidieron que comprara paracetamol y naproxeno.
Según comentó: "De repente me sentí peor, mis primeros síntomas fueron dolor de cabeza, me dolía el pecho, como cuando te duele de tanto que toser. Tuve tos, luego se me quitó, presenté síntomas y luego desaparecieron”.
Bañaba la cama con el sudor, pues “como 40 minutos tuve calentura de 40.5 grados y poco a poco empezó a bajar, pero vinieron las sudoraciones, de esas que bañas la cama.
Yo pensé que era una gripilla o una cosa así, porque me dio una diarrea que me duró cuatro horas. De la nada, estando recostada, sentí mucha agitación, como si hubiera corrido un maratón, fue entonces cuando me espanté".
Agregó que el día 14 de marzo acudió al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), donde pagó mil 492 pesos por la prueba del Covid 19; se fue a su casa y dos días después le dijeron que el resultado dio positivo.
Aseguró desde hace algunos días en un video que se viralizó en redes sociales (material que grabó para que las personas hagan conciencia, porque la enfermedad sí existe, según comentó) que, son muchos los casos de personas contaminadas y que la mayoría están relegados en sus casas y que se evita su publicación.
Actualmente, Adriana se encuentra asilada en una recámara de su casa en la colonia Valle de Aragón, donde sólo la cuida su hijo de 14 años, quien se protege con guantes y un cubrebocas, para no tener contacto. Esta cuarentena la ha estado sobrellevado casi en el abandono.
Su sufrimiento ha sido muy grande, debido a los dolores en el pecho y el cansancio extremo que, literalmente, la tiraron.
Sin embargo, a 16 días de que confirmó el padecimiento, su malestar ha disminuido; pero, no todo va bien, pues le arde la piel, "como cuando te brinca una gotita de aceite hirviendo, así, pero en todo el cuerpo, ya tengo varios días así. Me meto a bañar porque no soporto ni el roce de la ropa, es más, el agua duele".
Antes le daban cerca de 10 ataques al día, ahora uno; además, era constante la falta de aire, "bajar una escalerita de mi cuarto a la sala era como haber caminado un kilómetro".
Comentó que no le da hambre, sólo come un poco de gelatina. Hace unos días intentó comer consomé de pollo y lo vomitó.
“La semana pasada sentía que me moría, mis compañeros por videollamada me decían: ‘Ay mija, estás muy flaca, te vas a morir’, ya que se le veía bastante mal, el color de su piel cambió, tenía los ojos muy hundidos, con ojeras y la boca muy blanca.
Finalizó diciendo: “Hoy estoy segurísima de que voy vivir, pero siento que ya no va a ser lo mismo. Yo era una persona que fumaba mucho y ahora no aguanto ni el olor”.
Ahora espera que en algún momento las autoridades de salud se acerquen a ella para conocer su caso, pues hasta el momento ninguna lo ha hecho.
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