jueves, 26 de diciembre de 2013
Conflicto entre Sección 22 y 59 llega a las alcobas
Jesús Jiménez | ADNsureste .
Las diferencias políticas e ideológicas no sólo acarrean peleas y enfrentamientos, también problemas maritales
OAXACA. El conflicto magisterial en Oaxaca ya trascendió hasta las alcobas, pues las corrientes ideológicas han dividido a las familias.
Tal es el caso de profesores de las escuelas de la colonia Los Ángeles en Pueblo Nuevo, en donde los maestros de la Sección 59 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), mantienen una relación matrimonial con maestras de la Sección 22.
Después de que esta última sección incursionara de forma violenta para recuperar los planteles, se han dado a conocer conflictos maritales que provocó esta medida ante los intereses de cada grupo.
Un profesor relata que el día de los hechos “lo mandaron a dormir a la tina del baño”, porque no apoyó a su esposa para dejar las escuelas, porque de acuerdo a la mujer, como marido debería brindarle su respaldo.
A otro compañero ya no le cocinan ni le lavan la ropa, “pues no se ha sabido llevar aparte los problemas del trabajo y los de la casa, esta situación debe tratar de resolverse de la mejor manera para que tampoco provoque otros conflictos”.
Los casos se asemejan a los que se presentaron durante el conflicto de 2006, pues en esta entidad quien no es maestro trabaja en el gobierno del estado, lo que se ve muy marcado en las familias.
Es esa época fue documentado una pelea entre una maestra de la Sección 22 con un elemento de la entonces Policía Ministerial durante el desalojo del 14 de junio de ese año, el cual fue implementado por el gobierno estatal.
En el cruce de las calles de Hidalgo y Valdivieso, en una de las esquinas del zócalo se separaron los grupos de maestros y policías en dirección opuesta, cuando una maestra se regresó y gritó: “vas a ver desgraciado en la casa cuando llegues, nos estas atacando aunque tu mujer este en el magisterio”.
Un elemento se volteó y dijo: “y tu andas de loca provocando violencia, mi trabajo es aplicar la ley, y también te la voy a aplicar en la casa”.
Ambos se miraron retadoramente y después de hacer una seña obscena, los dos regresaron corriendo con sus grupos y se perdieron entre el gas lacrimógeno, el campamento magisterial destruido y el ruido que producía la confrontación.
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