sábado, 25 de enero de 2014
Terrorismo y golpes de Estado modernos
Carlos Santa María, analista internacional
El mundo ha cambiado y las guerras se vuelven más cruentas indicando el nivel de deshumanización al que ha llevado a la sociedad un sector élite que considera que primero está el beneficio personal o grupal antes que la colectividad. Los afanes personalistas, fundados en el egoísmo, la avaricia y el desapego a la cultura del respeto social, han hecho del planeta un territorio fértil a la violencia pese a que el mandato de la especie es realizarse en conjunto con el otro. Los mecanismos de agresión ahora constan de numerosos factores, todos los cuales son analizados por sus ejecutores con el frío propósito de dañar al supuesto contrario, domeñarlo y hacer de éste un peón de los intereses de quien posee el dominio del arma física, diplomática o financiera. Entre ellos se cuentan los golpes de Estado y el terrorismo, los que usualmente no se asocian pese a tener estrechas relaciones.
El golpe clásico es aquel donde un sector militar toma el poder por la fuerza represiva y establece un orden basado en la política de seguridad nacional: las fuerzas armadas son las garantes de esa estabilidad forzada. Sin embargo, en pleno siglo XXI hay dos modalidades que no se toman en cuenta pues parecen ser formas diferentes de obtener el control, legales y sin relación con lo forzado. La primera es cuando un Gobierno civil, amparado por la fuerza armada, realiza elecciones o procedimientos que logran permitir su mantención en el poder ya sea por lo fraudulento de ese actuar o simplemente apelando a la Constitución. En estas situaciones hay un elemento correlativo y de sustento cual es la clase dominante como grupo organizado y conocedor de todos los procesos de conculcación de derechos haciéndolo aparecer como legales o atentatorios a la paz si no son acatados.
El segundo golpe es a través de la intervención directa en un país poniendo a ciertos representantes de las fuerzas invasoras disfrazados de nacionales, como símbolos de la libertad democrática y el restablecimiento del orden perdido debido a la inestabilidad causada por la supuesta represión interna y las propuestas económicas que han entrado en una fase de crisis: los saqueos, inflación, desabastecimiento, acaparamiento, control de la producción desde lo particular, son algunos mecanismos usados reiteradamente. El apoyo financiero para detener comunicaciones o transporte es siempre un recurso permanente.
En la generalidad de los golpes actuales lo que se pretende es mantener el statu quo vigente soportado en principios neoliberales los que, al verse amenazados, dan origen a este método. Lo que se ha logrado, entonces, es mantener el negocio funcionando pese a la violencia existente aunque paulatinamente puede ocurrir que los Gobiernos dóciles se comiencen a volver contestatarios producto de una presión inaceptable.
Irak es un ejemplo de ocupación por fuerzas extranjeras, similar a un golpe, donde existe esa misma opción aunque aparece oculta pese a que desde esos centros se avala mediáticamente la toma del poder. Al Qaeda es la respuesta a las recientes cercanías con Siria, Irán y Líbano: no se puede permitir estabilidad en esa zona ya que significaría una amenaza geopolítica y, por ende, al complejo infraestructural. La conclusión es categórica: mientras avanza Al Qaeda -que no existía hasta la invasión del 2003- a través de los combatientes del Estado Islámico de Irak y del Levante (facción asociada), apoderándose de territorios y anunciando la creación del Estado Islámico de Faluya, Estados Unidos plantea que no enviará más tropas a la región facilitando el no enfrentamiento entre sus propios combatientes. La fórmula perfecta está elaborada y en acción: invasión, desestabilización, masacres y negocios... sin vincularse a ninguna organización.
Tal como planteaba en columna anterior como predicción para el 2014, el terrorismo será uno de los principales mecanismos ejecutores de las acciones en contra de los Estados que propicien vientos de libertad, incluso mínima, pues la idea de un sector élite en el mundo es que se mantenga la inestabilidad si permite continuar las ganancias: armonía siempre y cuando también garantice lo mismo o, en su defecto, aplicar aquel adagio popular verdadero en ciertos escenarios según el cual "a río revuelto ganancia de pescadores".
El terrorismo es una faceta vinculada usualmente a combates por lo cual se desconecta del objetivo que se pretende, especialmente al relacionarlo solamente con sacrificios, bombas, atentados, actos sanguinarios. Por el contrario, las manifestaciones anteriores están entrelazadas a objetivos mucho mayores y son resultado de organizaciones con estructuras que permiten una estrategia consolidada.
El nacimiento de Al Qaeda es una ingeniosa fórmula programada por la CIA pensando en cómo eliminar su rival soviético en el período de la Guerra Fría, imaginados y presentados al 'mundo libre' como los guerrilleros de la libertad y la paz. No obstante, luego de logrado el propósito se mantiene ya que puede servir en similares condiciones las que se van presentando paulatinamente. En la actualidad este grupo armado sirve como agudizador de situaciones que logren tres propósitos: uno, tensionar las zonas donde actúen para propiciar desestabilización, promover condiciones tales que favorezcan intervenciones especialmente haciendo aparecer al contrario como el asesino de los indefensos, debilitar a todos los sectores que no se rindan a los intereses de las grandes transnacionales eurocéntricas. No obstante, producto de su propia interpretación particular de una ideología vinculada a preceptos religiosos, se han propuesto caminos que les den su propio espacio, identidad y logros.
Por ello, el terrorismo es útil a los Gobiernos en la medida que no se lo vincule directamente aunque se sepa de dónde proviene. El terrorismo de Estado es aquella actuación descarnada en contra de la población civil, grupos organizados, líderes, con el fin de eliminarlos físicamente y promover el miedo en todos los ámbitos de la nación. Así se logra, en este caso, 'estabilizar', impedir el surgimiento de nuevas organizaciones y obtener sus propósitos. La infra y supraestructura del terror da resultados: la caravana de la muerte en Chile y los escuadrones de la muerte en Centroamérica son expresiones de terrorismo.
Tal como lo advertía el presidente Rafael Correa, Estados Unidos está intentando nuevamente insistir en la tarea que le fue encomendada históricamente por sus Gobiernos y que continúa hasta ahora: dividir a Latinoamérica a través de todos los mecanismos posibles, utilizando la infiltración, la corrupción y el asesoramiento de la milicia en The School of Americas; esta ha cambiado su denominación en Instituto de Cooperación y Seguridad de Hemisferio Occidental -WHINSEC-, con el fin de confundir su real función ya que continúa su entrenamiento en contrainsurgencia (guerrilla y movimientos sociales), aunque también aún no declarado, en programas de concientización y pedagogía en ideologías del orden, con estrategias de acompañamiento a golpes militares y Gobiernos próximos al Norte.
Hoy día los golpes militares dados en su diversas formas modernas, como la ocupación por ejemplo, demuestran claramente que el terrorismo en sus diversas formas organizadas es un mecanismo de dominio a través del miedo, la amenaza y el exterminio, que está presente como amenaza en el mundo y también como realidad. Los Gobiernos que sustentan soberanía tienen que estar alertas ante estas formas violentas que son aplicadas sin miramientos en la medida que las autoridades no perciban su real gravedad. La autodeterminación es el estandarte que debe ser esgrimido por todos los pueblos del mundo amantes de la libertad sin restricciones, es decir, conducente a la igualdad de derechos. Es una tarea, es posible y se convierte en una obligación ética del presente.
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