En San Luis Potosí, Miguel Ángel renunció a su riñón para darle un regalo de vida a su hijo, que desde la infancia padecía problemas diversos de salud que se agravaron hace seis años y que amenazaban su vida.
Minutos antes de la operación padre e hijo, ambos de nombre Miguel Ángel y originarios de Aguascalientes, charlaban nerviosos tratando de ocultar el miedo al quirófano.
Miguel Ángel Díaz López, padre de Miguel indicó que daría la vida entera por el regalo más grande que le dio la vida: su hijo.
"Mi vida entera te la doy, no nada más el riñón, mi vida entera”, le dijo a su hijo de 22 años, quien planea terminar la preparatoria mientras conserva su trabajo en un supermercado para en el futuro compensar el amor de su padre.
"Quiero terminar mis estudios. Estaba estudiando, pero tuve que salirme de la escuela porque faltaba mucho a clases por mi enfermedad”, comentó Miguel Ángel.
Con la donación, su padre se convirtió en el héroe de la familia. “Mi esposo le dio vida hace 22 años y ahora se la vuelve a dar con la donación de su riñón”, expresó Guadalupe Martínez García, madre de Miguel.
Un equipo de diez de los mejores médicos del país, divididos en dos salas, participó en el trasplante.
Ahora el señor Miguel Ángel deberá tener cuidados especiales para vivir con un solo riñón y poder seguir manteniendo a sus cuatro hijos desde el asiento de su taxi con el que labora.
"Es buen papá, es muy, muy buen papá”, dice orgullosa doña Guadalupe.
Para Miguel Ángel Díaz López, si el donar un órgano a su hijo sirve para mejorar su calidad de vida, entonces el sacrificio valdrá la pena.
"Y si eso es para que él tenga una mejor vida que la que ha tenido hasta ahorita debido a su enfermedad, pues yo con gusto lo hago”.
Después de cuatro horas de incisiones, donación y suturas, el riñón donado ya comienza a funcionar en el cuerpo del joven Miguel Ángel, una muestra de amor paternal que ha dejado huella en el quirófano potosino.
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