lunes, 5 de diciembre de 2016
Mexicanos crearon silla de ruedas para ayudar a personas con enfermedades neurodegenerativas
Este desarrollo tecnológico podría contribuir a hacer más llevadera la vida de más de 24 millones de personas que padecen enfermedades neurodegenerativas, que afectan su movilidad, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El investigador Adalberto Llarena, quien realiza un posdoctorado, José Antonio Álvarez y Omar Mendoza, quienes realizan su doctorado en la Universidad Libre de Berlín, en Alemania, son un grupo de mexicanos, que trabajan en el desarrollo de una silla de ruedas autónoma, con el objetivo de facilitar la movilidad y simplificar la vida cotidiana de las personas con discapacidad motriz, así los usuarios podrán indicar a qué parte del hogar se dirigen, si van a la cocina o al baño y la silla sola se conducirá a donde se le ordene, esquivando algunos obstáculos que se pudieran encontrar en el trayecto, como personas o muebles.
"Trabajan en la adaptación de la tecnología desarrollada para los vehículos autónomos a las sillas de ruedas. Este grupo ha adoptado algunas de las tecnologías y programas que se han desarrollado para crear automóviles autónomos, para acercar la tecnología a este tipo de vehículo individual”, indicó, Adalberto Llarena.
Luego agregó "Estamos trabajado en la navegación de la silla de ruedas en espacios interiores y ahora estamos fortaleciendo el sistema para que pueda desplazarse con seguridad en ambientes exteriores”
En un recorrido que hizo la Agencia Informativa Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), por el Laboratorio de Inteligencia Artificial, con motivo del Año Dual Alemania-México, el investigador mexicano detalló que la silla cuenta con un sistema de cómputo, cámaras de video y radares que le permiten evitar obstáculos con una precisión extraordinaria de centímetros.
A diferencia del vehículo autónomo que se desarrolla en el mismo laboratorio, por un equipo multidisciplinario encabezado por el doctor Raúl Rojas (también mexicano), la silla de ruedas circula en interiores, en donde el espacio es más reducido, además, una silla de ruedas se enfrenta a más obstáculos que un vehículo, tales como el espacio y superficies irregulares que se sienten más que cuando se viaja en auto.
El estudiante mexicano José Antonio Álvarez Ruiz trabaja en el mejoramiento del sistema de navegación en exteriores, “entre menos estructurado es el ambiente donde se desplazará el vehículo, el reto es mucho mayor” dijo y señaló que desplazarse por las banquetas es menos estructurado comparado con las avenidas, "por eso estamos incorporando a esta silla sensores y cámaras especiales. Además de que buscamos que sean equipos pequeños y baratos, para que en el futuro sea posible introducir esta tecnología en el mercado”, comentó.
Además de la conducción autónoma de la silla de ruedas, el grupo de mexicanos también trabaja en el desarrollo de una cerebro-computadora que, a través de los impulsos eléctricos del cerebro humano, el usuario le puede dar instrucciones a la máquina, "esta innovación podría ser útil para personas que tienen enfermedades degenerativas como el mal de Parkinson o la esclerosis múltiple, explicó el doctor, Omar Mendoza Montoya.
Se trata de una especie de gorro de plástico que tiene electrodos, los cuales registran la información y la envían a una computadora, en la que un programa de cómputo desarrollado ex profeso procesa la información que le mandó el cerebro del paciente.
"Esta técnica permite medir la actividad del cerebro de un paciente cuando se le pide que realice una tarea solo con la mirada, por ejemplo, seleccionar una serie de puntos de la pantalla, sin necesidad de controles manuales, lo que hacemos es poner al paciente una secuencia de puntos que él tiene que buscar dentro de una cuadrícula que se mira en la pantalla. Cada vez que él va contando un punto tiene que dirigir la mirada hacia el punto que nosotros le indicamos y la interfaz registra la actividad de sus ojos para ver si cumplió con la tarea encomendada”, comentó el becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).
Tanto el lector de impulsos cerebrales como la silla de ruedas autónoma, aún están en fase de desarrollo, así que esta tecnología que desarrollan todavía tardará algunos años para que pueda llegar al mercado.
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