En Puebla, huachicoleros han dañado el tejido social

Desde hace poco más de dos años, el robo de combustible en Puebla es un delito que ha penetrado y dañado el tejido social en diversos municipios, principalmente en los que conforman el llamado Triángulo Rojo, integrado por Palmar de Bravo, Quecholac, Acatzingo, Acajete, Huixcolotla y Tecamachalco. Para las autoridades, esto tiene una explicación. “En las comunidades ha habido una descomposición por parte de estos sujetos que se han dedicado a comprar gente, vendiéndoles un modo muy fácil de vivir”, explica Jesús Morales, secretario de Seguridad Pública de Puebla. El supuesto cobijo de una parte de la sociedad para los huachicoleros se sustenta principalmente en el temor. “Y ahí está fresquito de que escarbaron, ya lo taparon, pero no puede usted decir nada contra de ellos porque le dan a uno santa revolquiza”, explica Arturo Juárez, habitante de Puebla. Las autoridades aseguran que los pobladores que están con los huachicoleros son víctimas de manipulación. “Hay otras formas de ganarse la vida, no nada más dejándose llevar y manipular por estas personas que los utilizan como escudos humanos, que los utilizan para estar conduciendo los vehículos robados o estar trasladando el combustible, y aquí hay dos opciones, muchas veces mueren en las tomas clandestinas calcinados”, señala Jesús Morales, secretario de Seguridad Pública de Puebla. En la llamada franja del huachicol, en el estado de Puebla, hace apenas dos días llegó un grupo de huachicoleros y ordeñó el poliducto Minatitlán-México; aún hay un fuerte olor a combustible y evidencias, como una manguera. Hace dos años, el huachicol se vendía en los municipios del Triángulo Rojo a 6 pesos el litro, a principios del 2017 las bandas delictivas lo vendían entre 9 y 10 pesos el litro. La venta de huachicol en el estado de Puebla ha provocado que algunas gasolinerías tengan que cerrar, porque la gente no les compra el combustible y prefiere adquirirlo en el mercado negro.