domingo, 8 de diciembre de 2013
En el desamparo, 4 mil indígenas damnificados por lluvias en Guerrero
Autoridades ofrecieron apoyos a 20 comunidades de la Montaña Alta hace 3 meses, dice ONG
Sergio Ocampo Arista
Corresponsal
Periódico La Jornada
Más de 4 mil indígenas cuyos hogares resultaron destruidos o dañados por las lluvias de septiembre pasado en los municipios de Cochoapa el Grande, Malinaltepec, Metlatónoc y Acatepec, en la Montaña Alta de Guerrero, se encuentran en improvisados albergues directamente a la intemperie, sin saber si serán reubicados y enfrentando las bajas temperaturas de la estación, denunció Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
Si no fuera por la presión que ejerce el consejo de comunidades damnificadas de la Montaña, la situación sería peor. Principalmente hay preocupación entre habitantes de unas 20 comunidades de los municipios mencionados porque además no se les ha podido garantizar una estancia digna en los refugios.
Los indígenas se cobijan bajo plásticos porque no les han entregado material para protegerse del frío y los vientos. Se encuentran en completo abandono por las autoridades de los tres niveles de gobierno, aseguró en entrevista telefónica.
Incertidumbre entre pobladores
Aunque les han llegado unos pocos alimentos y en algunos poblados hay comedores comunitarios, no están a gusto porque en esta región no se consumen los productos enlatados. Están esperando que el gobierno les diga si se les va a reubicar y si ya se compraron las nuevas tierras.
Barrera Hernández advirtió además que “los pueblos de Filo Acatepec, Tepeyac y Unión de las Peras, del municipio de Malinaltepec, mantienen conflictos por la tierra con la comunidad de Tepecocatlán, del municipio de Atlamajalcingo del Monte.
Estos pobladores están asentados en los límites y tienen temor de ser desalojados si se reactivan los diferendos, dijo.
Acusó a las autoridades agrarias, y de los gobiernos federal y estatal por no dar una atención adecuada a los conflictos: Incluso los presidentes municipales demuestran desinterés, solamente les han entregado láminas y víveres para los comedores comunitarios, pero nada les dicen del problema que tienen por la disputa de las tierras.
Lo más grave, insistió el director de Tlachinollan, es la incertidumbre en que viven estos pueblos indígenas: no saben qué pasará con sus tierras; si serán reubicados en su totalidad o una parte y en qué región. En conclusión han quedado relegados de la ayuda gubernamental.
Abel Barrera manifestó que a los damnificados se les prometió la construcción de casas de madera, lo cierto es que nadie quiere invertir en los damnificados, el gobierno asume una actitud de discriminación hacia los pueblos indígenas de la Montaña Alta, porque relegan a segundo plano esta contingencia. Hay mediocridad e insensibilidad de las autoridades gubernamentales, concluyó.
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