viernes, 28 de marzo de 2014
"La economía mundial ha llegado a un punto de inflexión"
Carlos Barria.
Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, el comercio internacional creció más despacio que el PIB mundial. Este dato que se repite dos años consecutivos es un punto de inflexión en la economía global, asegura la revista estadounidense 'Time'.
Las mercancías, como las personas, no pueden moverse libremente a través de las fronteras, acentúa la analista de 'Time' Rana Foroohar. Los recientes conflictos en diferentes partes del mundo, desde Oriente Próximo a Ucrania y el mar de China Meridional, y las sanciones han contribuido, pero la causa principal es que EE.UU. está pasando por un cambio profundo, dejando de ser la esponja gigante que absorbía los excesos de mercancías y servicios que producía el resto del mundo, insiste Foroohar.
El déficit comercial de EE.UU. (el índice que muestra cuánto mayores son las importaciones que las exportaciones) se redujo entre 2012 y 2013 en un 12%. Por una parte, es porque el país empieza a explotar sus reservas no convencionales de petróleo y gas y, consecuentemente, reduce sus compras de estas materias primas en el extranjero. Por otra parte, los consumidores estadounidenses todavía no se han recuperado de la crisis y no tienen dinero para gastar.
Mientras tanto, ninguna otra economía ha podido asumir este papel del consumidor mundial de última instancia. Europa está luchando por salir de la crisis y probablemente tenga problemas con el poder adquisitivo durante los próximos cinco años. Los mercados emergentes están sumergidos en distintos niveles de turbulencia y se expanden dos veces más despacio ahora que antes de la crisis. Los chinos, a quien les corresponde una gran parte del gasto mundial después de 2008, ahora se ven enfrentados a una posible crisis financiera propia, puntualiza la analista.
"En esta nueva época económica, no todos los barcos subirán igualmente o suavemente. ¡Prepárense para un camino lleno de baches!", advierte. Desde su punto de vista, mercados más o menos convergentes durante los últimos 30 años comenzarán a divergir a lo largo de líneas nacionales y sectoriales. El panorama económico mundial, al igual que el político, resultará más volátil y menos predecible.
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